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Mostrando entradas de octubre, 2023

Mejor sin familiaridad

En el despacho, el ruido sordo del recreo en el colegio vecino llegaba amortiguado por la ventana de doble vidrio hermético. Gaviotas graznando sobre un vertedero lejano. Detective y director se miraban a los ojos en un silencio empático. El detective Franci s co dio dos pasos atrás y abrió la ventana y pareciera que las gaviotas entraran, miró el reloj, sonó la  sirena del fin del recreo y el ruido se fue diluyendo por el sumidero de las aulas y se hizo el silencio. Don Rubén, el director del colegio, se miró los pies con las manos entrelazadas en la espalda, s e pu s o de puntillas y al volver a poner lo talone s en el suelo se balanceó levemente y alzó la cabeza mirando a los ojos al detective: pues parece que he sido yo, pero no he sido yo. Así e s , dijo el detective, todo apunta a que fue usted, no he podido encontrar a otro culpable y ya e s tarde, la policía está en camino. Entonce s he de preocuparme, ¿no?, aunque no haya s ido. E s mentira que la verdad siempre se abra p

Última llamada

Ella fingía no mirar. Los perfumes de alta gama se alineaban en las estanterías. Los frascos parecían tallados como piezas de escultura. Serían el reclamo perfecto para aliviar la espera. El vuelo de las 11,40h con destino Milán sufriría un retraso de 2 horas. El tiempo se llenó de olores. El corazón del aeropuerto palpitaba. Voces, avisos de puertas de embarque, entrechocar de vajillas en las cafeterías de papel, "última llamada para…", carreras, bullir de gentes. Cerca unos dedos torpes hacían sonar las teclas de un piano de cola. De fondo la megafonía, machacona, recordaba a los pasajeros que no descuidasen sus pertenencias. -"Siempre hay buitres de verano al acecho" –pensó María Arrastraba su maleta de cabina. A su paso iban quedando trocitos de la goma raída de las ruedas Atenta, invisible, deambulaba por los pasillos yendo de una tienda a otra. Una especie de placer sensual se apoderaba de ella al tocar aquellas prendas "duty free" a precios