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Mostrando entradas de marzo, 2023

El estrangulador de la calle Roble

Un hombre yacía en la acera. Estaba de bruces sobre el concreto cubierto de hojarasca. Una mascada le rodeaba el cuello y cubría parte del rostro cuya mejilla estaba apoyada en el suelo. El agente Fisco se arrodilló para mirar de cerca a la víctima. Con una mano intentó retirar parte de la tela que ocultaba la boca. —¡Eh, detective! —exclamó Lorena, la científica encargada del equipo forense—. No meta mano. Fisco buscó su revólver y lo sacó de su funda. Acercó el cañón y con él  levantó una esquina. Lorena hizo una mueca de disgusto. —Vamos, Lore, una pistola no tiene ADN. —¿No? Fisco, debes de seguir las reglas si es que no quieres iniciar una tormenta en tu departamento. El capitán te tiene en la mira. Fisco hizo como que no escuchó. —Este señor debe de ser otra víctima del estrangulador. La mascada es de la misma clase que se ha utilizado con las otras mujeres —dijo muy seguro. —Pero no es una mujer, evidentemente —indicó ella. —Estás en la cumbre de la sabiduría humana, Lore. Tal v

CÁPSULA DE MUERTE Y VIDA

CÁPSULA DE MUERTE Y VIDA Aquí yace. En cápsula de muerte y vida a la vez. Ella lo quiso así. Amante de la naturaleza quería que su cuerpo sirviera de abono a una nueva vida. Esta mujer que hoy despedimos del mundo terrenal era un ángel en la tierra. Su dedicación íntegra hacia los demás (sin pensar en ella misma) ha hecho que sea muy querida y respetada, incluso envidiada por algunas personas. Era el amor al prójimo su pasión. Con sus manos y sus mejunjes daba consuelo y quitaba dolores. No cobraba nada ni quería obsequios ni donativos. Se levantaba a media noche si hacía falta y en cualquier momento estaba lista para ayudar a quienes lo necesitaran. De elevada espiritualidad y conciencia, nunca la vi enfadarse por nada a pesar de que a veces se aprovechaban de su buena fe y tenía motivos para hacerlo. Meditaba en silencio, en soledad. Daba largos paseos por el bosque observando los árboles que miraban al cielo, soñando con ser uno de ellos

Panegírico.

             COMO EN UN SUEÑO "Como del rayo"...Miguel Hernández se sorprendía en su poema ,"Elegía", por la muerte de su amigo Ramón Sijé.A nosotros, como en un sueño, se nos ha muerto Javier.Es ya carne mortal, como de mármol,hierática y distante, es silencio y recuerdo de lo que fue y ya no es. Javier:Hijo,hermano,esposo, padre,amigo del alma,compañero, grato y afable en el encuentro, siempre,para todos. Y es ,a la vez,ruido,sonido monocorde en el reloj de la tristeza con sus inalcanzables encargos, y estruendo insoportable como de campana rota,contumaz en recordarnos que la vida no nos pertenece.Tampoco le perteneció a él,aunque algunos lo pensáramos,pues no había espacio donde cupiese su ausencia.Sin saberlo y menos aún quererlo, fue el mejor amigo de todos.Los que os fuisteis incorporando a su fraternidad sabíais mucho de él antes de conocerle,y se os hizo cierto aquello de: "Hay que ser muy buena persona para no abusar de Javier".Qué no daríamos por

Panegírico, elogio fúnebre o relato encomiástico. Ejercicio para el viernes 14 de abril.

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Quizá este sea el  trabajo del Club de escritura creativa más personal, porque aunque hay un formato para realizar un elogio fúnebre, hay muchos tipos de escritores de elogios y muchos tipos de muertos, así que cabe de todo. El trabajo es pues escribir un panegírico, no a alguien leyéndolo, no la escena del entierro o del velatorio, no, solo el texto que elogia al difunto. Y cuidado, un panegírico no es un obituario, (es lógico que nos confundamos), los obituarios son biografías cortas mientras que lo panegíricos se centra en los logros del fallecido y se escribe desde la profundidad de una relación intensa: quien escribe el panegírico conoce al muerto y lo que le rodeó en vida.Un ejemplo clásico sería el elogio fúnebre de Víctor Hugo dedicado a Balzac, casi nada. Las partes de un panegírico son: Exordio, en el que se prepara a la audiencia para lo que va a decir. Digamos que es una contextualización. Descripción de las virtudes del muerto en vida: aquí cabe las anécdotas personales y

Péinate bien si vas a morir.

Amaneció nublado. Pero nada hacía presagiar la tormenta que se desataría horas más tarde en aquella oficina de la decimocuarta planta del edificio Bartomeu. Mercedes llegó puntual a su trabajo después de dejar su casa recogida y de haber preparado comida para cuando su hijo llegase de la universidad. Se quitó el abrigo y lo colgó en la percha, junto a la estantería donde se guardan los informes de las últimas auditorías realizadas por su empresa. Hacía frío. Así que se dispuso a encender la calefacción del aire acondicionado. No encontró el mando. Lo buscó en la repisa donde debería estar, también detrás de la fotocopiadora e incluso en la papelera. -¿Quién apagó el aire ayer? -Preguntó malhumorada. Silvia tardó seis segundos en responder: Lo apagué yo. -¡Y se puede saber dónde pusiste el mando! No dejó que la pobre becaria contestara. Comenzó a remover papeles, a empujar muebles y escarbar en cajones. Pero el remoto no aparecía por ningún lado. Así durante casi 10 min. Abandonó en su

Historias para vivir

Dice una reconocida escritora que no digamos búcaro si queremos decir jarrón. Así que no diré yo carmesí si quiero decir rojo. No hablaré de avenidas ornadas de magníficas secuoyas si lo que tengo frente a mí es un huerto sembrado de manzanas arrancadas por la fuerza del viento o del olvido. Pero cuando hablo de mis libros es otra cosa. A mi mente acude un sinfín de ampulosa retórica. Mis libros son un mundo aparte. Como seres dotados de  alma se yerguen con aire de suficiencia. Se saben importantes ,objeto de deseo, acariciados, gozados, lejos de la luz chirriante del ordenador. Ellos me sumergen en oasis de silencio, lejos de ruidos mundanos. Cuando los cierro me parece oír que de sus entrañas sale un lamento. De fuera me llega el caótico desorden en que vive el Hombre, atrapado en tormentas de codicia , de violencia, de ansiedad, el mismo hombre que soy yo cuando no leo. Y si tengo miedo, o ansiedad, o tristeza o, sencillamente, tiempo vuelvo a abrirlos. Entonces, como cajas d

¿Yo te espero?

Yo te espero, como niño que mira el manzano lleno de manzanas. Yo te espero, como quien desespera en la eternidad del tiempo. Yo te admiro, como el que ve crecer el pasto, asombrado, sublimando y alzando el alma al aire todas las mañanas. Mi gato, cual detective, te persigue por casa, yo sigo su sombra, yo le apunto con el dedo, cual cañón de una peligrosa arma, de fresa es la tormenta que veo en la cumbre de nuestras palabras. Sentado frente al ordenador, te espero, escribiendo esto saboreando amargo licor en mi preferida taza. Tiago.

Acción y reacción

La librería de Philippe era ya de sobra conocida desde 1965, fundada por su padre Philippe Bastien, el cuál, aunque su hijo se hacía cargo del negocio siempre se pasaba por ella, su hijo era un apasionado de los libros y estaba dispuesto a llevar la librería a las casas de todo el mundo. En la parte trasera de la amplia librería había una habitación acondicionada para una reciente Academia Anexada a la Librería. Academia Bastien: la hija de Philippe, Christine Bastien. Lo que era un secreto era que Christine y Philippe jr. Tenian una relación incestuosa desde hacía más de dos años, Philippe era mayor de edad con dieciocho años y su hermana le superaba con diez años más. Lo cierto era que tenía novio incluso, pero ella quería con toda su pasión a su hermano de sangre. Su madre había muerto de Covid-19 hacía un año y su padre antes parlanchín con todo tipo de personas ahora revivía su recuerdo en los sitios donde había estado con ella. Se había vuelto una hoja perenne q

Lo llaman vida

Si estas palabra encuentran refugio en vuestros oidos es que estoy muerto.Gracias,pues,a los que las escucháis.Es la vanidad lo que mueve a los hombres a querer trascender más allá de la vida.Los que habéis compartido afectos y reflexión conmigo bien sabéis que ese no es mi caso.La intencion de lo que os cuento,viniendo de mi,es la que mejor me ha definido siempre: la de llevar la contraria.Sí,Diego,sé lo que estás pensando, de dar por el saco.¡Pues claro que sí! Pero ,siempre, sin faltar a la coherencia,el convencimiento y los argumentos y, sobre todo, sin traicionar lo que uno siente honestamente de verdad.Ser leal con uno mismo.Es muy liberador. Pues bien, Allá voy :Qué boutade Warholiana  es esa de que cada persona ,en algún momento de su existencia, tendrá sus diez minutos de gloria.Que no os engañen ,yo soy la prueba viviente,cumplo con el chiste malo,de que te puedes ir a este otro barrio, donde ya estoy, sin haber conocido la gloria.Dicen que en esos momentos pasa,como como si

El mes de las manzanas.

Al mandar el parte de servicio especial,reparó que era 22 de octubre,comenzaba el Brumario del calendario revolucionario, jamás lo olvidaría.El aire se habia llenado de electricidad y las nubes negras,arremolinadas en la cumbre de la montaña,opacaban un sol otoñal en ocaso que les daba un inquietante reflejo color de fresa.Con el fuerte viento,las primeras gotas de agua comenzaron a repartirse displicentes por la calle desierta,un gato famélico pasó como una sombra entre los dos coches que estaban aparcados frente al vetusto hotel de aspecto provinciano y que recordada acogedor,las menguadas dietas del departamento no daban para más.Pensó que Palomares ya estaría durmiendo,había que estar lúcido ante lo que se avecinaba en esa perdida ciudad incrustada en la falda de la imponente masa rocosa. Un remolino de viento estampó una sucia bolsa de plástico en la cristalera de la cafetería en la que esperaba, al tiempo que el amortiguado estruendo de un trueno,como de cañón,le devolvió de esos

Sospecha

Hace tiempo que sospecho. Tantas excusas, tanto trabajo en los últimos meses me parece extraño. ¿Cómo es posible que no le suban el sueldo con la cantidad de horas que echa en la oficina? Son las 10 de la noche y no ha llegado. El niño dormido en el sofá. El gato se ha subido meloso junto a él y no para de pasar el rabo por entre sus piernecitas. Pensaba que cenaríamos los tres juntos. Hace tres horas que el niño cenó y nuestro plato está ya frío en la mesa esperando a que llegue ella. Mordisqueo una manzana para frenar un poco el hambre. Mañana buscaré en el ordenador un detective. El más cercano que encuentre. ¿Qué está pasando entre nosotros? Recuerdo esas tardes de invierno en el jardín, con una taza de café caliente en las manos, tapados con una manta, acurrucados y recibiendo el aire fresco que nos daba en la cara. Pasábamos horas y horas sin darnos cuenta. Charlando o en silencio. Era tan bonito. Recuerdo también cuando estábamo