Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2022

El mago

- Parece que por primera vez en mucho tiempo el Mago no ha metido las narices. - ¿Crees que ya no vendrá, Voltios? - Ya estaría aquí, a estas alturas ya estaría aquí. Bueno, ponte a cavar, yo me subo a la viga y vigilo. Antonio el largo, el jefe, de pocas palabras, apoyado en el capot del camión miraba a Titi cavar en medio de la nave abandonada. El sonido de la pala entrando en la tierra seca, simulaba jadeos apagados de sexo por dinero.  El lugar estaba  iluminado por lanzas de polvo, que caían del techo de uralita agujereado, desde donde el Voltios, subido a una viga, oteaba en tiempos regulares el horizonte y a los de abajo, como una gárgola viva. Olía a óxido y a animales muertos. -¡Deja de mirarnos, Voltios, joder!, ¡dirige tus putos ojos a la entrada!, ¡si viene el Mago lo tenemos que saber! Titi desde abajo veía la sonrisa amarilla del Voltios y se llenaba de rabia. -Antonio, jefe,-dijo Titi susurrando-,  escucha, acércate, mira: el Voltios es imbécil, deberíamos matarlo hoy y

Ejercicio para el 4 de noviembre: escribir una escena propia de la novela negra.

Imagen
 Pues eso, pongámonos la gabardina y ajustémonos el sombrero. El reto para la sesión del viernes 4 de noviembre es escribir uan escena propia del género de la novela negra de hasta 300 palabras, es decir, como si fuera un trozo de una novela negra, esas es la idea. Para saber más sobre el género, podéis consultar un artículo de "Willie Sneddon" , (uno de los personajes de Craig Russell).  Podéis consultar los siguientes enlaces: Características principales de la novela negra  Decálogo para escribir novela negra

Llegó a mi como un tsunami

Y llegó como un tsunami. Para nada esperaba yo a nadie, tranquilo estaba yo con mis fiestas, mis noches sin fin, mil caras diferentes cada fin de semana, mis litros y mis conciertos de música atronadora. La autodestrucción canal era mi pasatiempo a tiempo completo. Nada de establecer relaciones duraderas, nada de echar raíces en los corazones de la gente, nada de memorizar cumpleaños, aniversarios, incluso apellidos. Frenético con el pie en el acelerador hasta tocar tabla, deprisa-deprisa, sin miedo, sin visión, sin futuro. Bendita juventud donde nada importa y la inmortalidad es un síntoma de una grave enfermedad. No daba dos duros por mi, ni por nadie, apuraba los cigarrillos como los días, apretándolos al final con rabia y desesperación. Apretando los dientes, aguantando el llanto. Pero llegaste hasta mi como un tsunami, arrasándolo todo, no dejando un solo tabique en pie, mi perfecta destrucción y caos que había construido para mi, fue aniquilada, destruida, arrasada. Mil kilos d

Locos por perderse

Daniela, asombrada, se quedó mirando aquel panorama. Era mejor que las fotografías que le había compartido su pareja, Alejandro. —¿Qué te parece, Dani? Aunque tú deberías llamarte Dana como este lugar.   —Me gusta, Alex.   —De ahora en adelante te llamaré Dani-Dana para no olvidar este viaje. Se encontraban en una región maravillosa de Jordania, conocida como la Reserva Natural de Dana. Un lugar ideal para el senderismo. En un principio, a ella no le agradó la idea de hacer ese viaje, pero una serie de ataques antisemitas dirigidos a un museo recientemente inaugurado en el pueblo en que había nacido le habían puesto a pensar en su ascendencia judía. Ella era originaria de Burgos, en concreto, de un pueblo pequeño de raíces sefardíes llamado Castrillo Mota de Judíos. —Vale, vamos a Jordania, sí, pero luego a la tierra de mis ancestros. A Jerusalén, a la Tierra Prometida. El problema estribaba en que él no tenía suficiente dinero. Sin embargo, tanto su madre como su tía Imeld

Desde el Interior.

La luz del nuevo día entraba por los pocos orificios abiertos de las persianas bajadas, hacían visible el polvo en suspensión de la habitación , Nuria dormía plácidamente semi desnuda en la cama totalmente desecha junto a una pequeña petaca vacía. Nuria acababa de perder el trabajo de mecánica de 10 años en el que estaba tranquilamente aposentada, un arrebato de ira frente a unos comentarios machistas la hicieron golpear a un cliente. Ella sabía que tenía una bestia dentro la cual tenía que aplacar si quería vivir entre seres civilizados y hacia todo lo posible por ello. Sonó despiadadamente el despertador, para ella y su resaca era una ametralladora de gran calibre dejando la casa como un queso holandés, abrió sus parpados y dejó que sus ojos azules volvieran a brillar un día más, su pelo largo era color fuego y sus labios no muy gruesos pero si rojos. Se puso en pie de un salto y entro a la ducha, todo le daba vueltas pero la ducha le ayudaría y puso el agua frí

Dana o meteorito

Dana o meteorito Era un día como otro cualquiera....  bueno no, aquella mañana cuando me desperté me encontraba rara, el tiempo estaba raro, parecía que iba a llover, la luz era rara, el cielo estaba muy oscuro, mire por la ventana observando el patio, las rosas blancas estaban sombrías, pero pensé que era temprano y por eso estaba el cielo así, pronto amanecería, saldría el sol y todo se iluminaria. Me hice mi desayuno como siempre, mi taza de leche con sopas, la tomo desde siempre ¡y me encanta!....... aunque, esa mañana no tenía mucha hambre, quizás la cena me había sentado regular, mire por la ventana y seguía igual de oscuro, me puse a mis quehaceres, la ropa, la casa……  hacía tiempo que vivía sola, mis hijos habían abandonado el nido, pero yo no paraba, la casa, mis amigas, los nietos, mi bici……. que, por cierto, se había pinchado y ya no me la habían arreglado, porque ya no era como antes, y es que el equilibrio con 80 años ya no es el mismo, los años no pasa

Nada...

Mientras caía alguien gritó y supe entonces que era él. Cuando vi el cuerpo desmembrado de mi hijo desparramado por el asfalto, sentí a mi lado el aliento de la muerte. Tarantino en acción. Nadie nos ha dicho nunca que el cuerpo se rompe. Supe lo que se siente cuando eres tú quien se quiebra por dentro como un cristal. Mi  muerte. Me convertí en nada. Sentí cómo mis pulmones se vaciaban, la mente se apagaba, las piernas se doblaban incapaces  de sujetar el cuerpo. El suyo era ahora un puzzle humano cuyas piezas habían quedado desperdigadas salpicando las losas del paseo, provocando la estampida de las palomas, que más tarde volverían a revolotear  atraídas por el olor a sangre.   Conseguí atravesar la barrera de curiosos que con la mano en la boca y los ojos medio entornados contenían el grito de asco y espanto. Allí estaba él, con un rictus de rabia en los labios, los ojos abiertos y una figura atrapada en la retina. Me miraba. Sólo a mí. Levanté los ojos. La ventana de aquel séptimo