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Mostrando entradas de enero, 2024

La cámara mágica

Le encantaba la fotografía. Con apenas seis años ya dominaba la cámara de su padre. Enfoque manual, abertura de diafragma, velocidad de obturador, etc, no tenían secretos para él. Su padre decía que cuando fuese mayor e independiente que se comprara la que a él le gustase. Pasaron años... Un día le invitaron a comer unos amigos que celebraban el cumpleaños de uno de ellos. Ramón con su cámara siempre a cuestas hizo múltiples fotografías. Las llevó a revelar en papel. Ahí había algo extraño. Una sombra muy definida de un hombre que aparecía detrás de Alberto. Miró las restantes con detenimiento y observó que se repetía en todas las fotos que aparecía su amigo. Alberto de niño casi siempre estaba enfermo, resfriados, virus de estómago, alergias... Ahora ya adulto eso quedó en el pasado. Era guapo, fuerte y capaz para hacer cualquier cosa. Ramón decidió hacerle una visita a Alberto para enseñarle las fotos y preguntarle si quería alguna copia de ellas. No sabía donde vivía pues

Papel brillante

— En realidad el futuro es de los muertos —. Creo que he pensado en voz alta, que he dicho en realidad el futuro es de los muertos, por que los que están a mi lado en la fila me han mirado extrañados. El futuro es de los muertos porque cuando se muere por fin se es del todo, no se va siendo, y ese todo tiene futuro mientras las partes se desvanecen. He de escribir todo esto cuando llegue a la celda. Ya estoy delante de la comida. Mi madre es unos labios rojos en una fotografía; es extraño, pero teniéndola cerca, toda ella era de un débil color pastel, pero cuando una cámara captaba su imagen parecía otra, como si fuera un ser independiente, lleno de tonos vivos con una boca carmesí. Creo que huía a los papeles fotográficos brillantes para ser feliz, allí su imagen quedaba grabada y ella era otra, unos labios rojos. Entra mi compañero de celda, huele a sudor y por las noches llora. Mi padre no tiene futuro, está vivo, aún no tiene futuro. He de volver con el texto, he de entregarlo el m

Sólo un susto

__Deberías entregar el informe mañana. __Pero quiero asegurarme de que la prueba es definitiva ¿Tardará mucho? __No. Sólo un poco de paciencia. ¿Has empezado a escribirlo? __¿El qué? __El informe. El cuarto de revelados rojo y cerrado le daba claustrofobia. Y también la espera y los plazos. __Hay tiempo. ¿Se ve algo ya? __Estás acostumbrado a ir independiente, pero ahora tienes que cumplir con las normas administrativas. Ahora estás dentro del Cuerpo y debes… __¡Ya sé, ya sé! ¡Déjate de historias! Dime cuánto va a tardar esto. __Mira, ya empieza a verse. ¿Lo ves? __Se ve mal. __Ten paciencia. La fotografía tiene su técnica. __Necesito esta foto. Es la pieza clave de la investigación. __Ya lo sé. El efecto del ácido todavía es débil, pero va saliendo. __¿Tiene nitidez? __La tendrá. Los nervios empezaban a atacarle donde siempre. Buscó algo en su bolsa. __¿Cómo puede un detective tener tan poca paciencia? __Necesito comer algo. ¿Tienes algo aquí? __En ese cajón hay ga

el yin y el yang

EL YIN Y EL YANG  Mi vida es particular, cada buen momento ha venido acompañado de uno malo, como el Yin y el Yang, por eso siempre he preferido que no pasara nada, mi vida ha sido como un paseo por la playa, sin altibajos, ya me encargaba yo, de que fuera así, por mi propio bien.  Mi profesión de escritor era ideal para eso, estaba en mi pueblo, mi casa, mi mundo, donde solo dejaba entrar a quien yo quería y de la manera que yo quería.  Pero mi amigo Jon, me la jugo aquel día que me pregunto cómo llevaba la novela, y yo tonto de mí le dije que ya la tenía lista. Me rogo por activa y por pasiva, que se la pasara, para que le echara un vistazo decía, yo como un imbécil se la pase y ¡en que embolado me ha metido! Aquel día, cuando me dijo que tenía una sorpresa para mí, pensé que había preparado una escapada, como las que solemos hacer para ver museos, pero no, ¡yo lo matooooo¡  Cuando me dijo que había mandado la novela a los premios planeta y que había quedado entre l

El Tic

Lucas entró al edificio de la Editorial Planeta. Vestía ropa anticuada que olía a naftalina y en su cuello, una pajarita soñaba con fiestas interminables. Se ajustó las gafas de grueso cristal y caminó por los corredores, muy seguro de sí mismo. Movía ligeramente la cabeza hacia arriba y hacia abajo, como si ese meneo proveyera buenos augurios. Llegó a una puerta donde un vigilante revisaba las identificaciones de los concursantes. En su momento, Lucas sacó su carnet. El hombre leyó: Lucas Macintosh Windows. Ah, extranjero, ¿qué diantres hace aquí un guiri?, pensó mientras le escudriñaba. —¿Hablas español?  —Lo hablo y lo escribo. Nací aquí hace 18 años —respondió él. El vigilante notó un tic que le hacía fruncir el ceño. De seguro se trata de un chico nervioso. ¿Autor? ¡En seguida le sacarán en volandas!, decidió. Bajo la imponente bóveda del foro literario, la comunicación se desarrollaba entre la selecta mesa de escritores donde se le había asignado un lugar. Lucas, el singular part

No tendrás otra ocasión

NO TENDRÁS OTRA OCASIÓN Los dos desconocidos, entre el público, tomaban notas de lo que estaba sucediendo. Ramsés tomaba notas aceleradamente en su cuaderno, tratando de no dejar ningún detalle sin registrar. Le dolían los dedos por la velocidad de la escritura, y trataba de no juzgar su letra. Gran parte de lo escrito necesitaría descifrarlo más tarde, como si fuera un código o algún idioma extraño; pero no tenía tiempo de mejorarlo en ese momento. Su mano corría, se aceleraba, y el pulso con ella. Febril, trataba de apartar de sus pensamientos la imagen de su mano corriendo por otras superficies que, como malévolas instantáneas, torturaban su atención.  A cada foto, un automático y presto: "No". Y volvía a fijarse en detalles de la vestimenta, los gestos, las palabras de la presentadora, en los miembros del jurado y las autoridades, e incluso en algunos asistentes importantes entre el público.  "No" -mientras la mano se quejaba por el esfuerzo -"No" -y

Debería estar contenta

Debería estar contenta y sin embargo no me siento bien. Estoy sentada en la tercera fila dónde me "empapo" bien de todo lo que sucede. Me acompañan tres personas, Cristina de la Editorial, mi esposo y Antonia, la que siempre "se pega" y ahora no quiere perderse el final. Mi libro se titula "Entre dos aguas" como la canción de Paco de Lucía. Relata el "tira y afloja" entre dos mujeres que quieren la atención de un mismo hombre en su convivencia. Lucía, (una de las protagonistas) sólo pretende un mínimo, lo justo para que él reconozca su valor y labor del día a día. Fuensanta en cambio la quiere acaparar toda, mañana, tarde y noche y se molesta cuando el agua no fluye por su carril. No es que sea una historia dura, un golpe catastrófico, o una tragedia. Es una situación embarazosa que va minando poco a poco a Lucía hasta convertirse en un maltrato psicológico que le está destrozando la vida. Jamás pensé que podría llegar a ser finalista