La cámara mágica

Le encantaba la fotografía. Con apenas seis años ya dominaba la cámara de su padre. Enfoque manual, abertura de diafragma, velocidad de obturador, etc, no tenían secretos para él.

Su padre decía que cuando fuese mayor e independiente que se comprara la que a él le gustase.

Pasaron años...

Un día le invitaron a comer unos amigos que celebraban el cumpleaños de uno de ellos. Ramón con su cámara siempre a cuestas hizo múltiples fotografías.

Las llevó a revelar en papel. Ahí había algo extraño. Una sombra muy definida de un hombre que aparecía detrás de Alberto. Miró las restantes con detenimiento y observó que se repetía en todas las fotos que aparecía su amigo.

Alberto de niño casi siempre estaba enfermo, resfriados, virus de estómago, alergias... Ahora ya adulto eso quedó en el pasado. Era guapo, fuerte y capaz para hacer cualquier cosa.

Ramón decidió hacerle una visita a Alberto para enseñarle las fotos y preguntarle si quería alguna copia de ellas.

No sabía donde vivía pues se había mudado reciente a una casa familiar antigua. Un amigo en común le dio la dirección. La fachada se distinguía de las demás. Estaba pintada de un rojo intenso muy llamativo y bonito.

Abrió su madre. Le invitó a pasar y fue a llamar a su hijo que estaba en la planta de arriba estudiando.

Ramón se puso a curiosear las fotos que habían puestas en el salón. Se fijó en una en blanco y negro donde había una pareja de ancianos posando sonrientes. El anciano le era familiar y no sabía de qué. Hasta que...sacó las fotos que llevaba en el sobre y...¡ahí estaba! El mismo hombre que aparecía en las imágenes detrás de Alberto.

Sintió un escalofrío y pensó huir pero ya bajaba Alberto por las escaleras. No sabía qué hacer y con la duda de enseñar las fotos o no, dijo asustadizo:

- Revelé las fotos.

- ¿Qué pasa?

- Mira.

- ¡Oh, Dios! ¡Es mi bisabuelo! Esta casa era suya.

La madre que iba detrás, al ver las imágenes se echó a llorar.

Cuando Alberto nació aún vivía su bisabuelo Federico. Le tomó tanto cariño a ese niño tan débil que prometió acompañarlo siempre para protegerlo.

Era la primera vez que salía en una fotografía a pesar de que se había hecho muchas. Sólo en esas fotos de Ramón aparecía su bisabuelo.

La madre de Alberto entre lágrimas les pidió a los chicos que le acompañaran. Compraron un ramo de rosas rojas y fueron al Cementerio.

En la tumba de Federico pusieron las flores y Alberto dijo estas palabras: "Sube hacia la luz. Ya soy mayor y fuerte. No necesitas acompañarme. Gracias por toda tu protección".

Allí mismo hizo Ramón una instantánea con la polaroid digital.

Esperaron los tres impactantes ver salir la foto.

Detrás de Alberto sólo había un resplandor blanco que subía al Cielo.



Mari Carmen Olmos.


Comentarios

  1. Una historia de fantasmas, buena jugada con las palabras.

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