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Mostrando entradas de enero, 2023

Propuesta para sesión del 10 de febrero: "encuentro en la cafetería"

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  Partiendo de la siguiente escena: una persona espera en una cafetería la llegada de otra persona, esta llega, toman contacto y ocurre algo; realizar un relato de hasta quinientas palabras usando las ténicas narrativas de la descripción y del monólogo interior. Apuntes sobre cómo escribir un monólogo interior https://clubescrituraaike.blogspot.com/2023/01/monologo-interior.html  Apuntes sobre la técnica de la descripción narrativa https://trucosdepluma.com/teoria-para-escritores/tecnica-narrativa/descripcion/  Eta sesión en principio será el viernes 10 de febrero a las 19:00 horas, presencial en la biblioteca de San Javier y telemática a través ZOOM. ¡Vamos!

Monólogo interior

Técnica del monólogo interior: Ponernos en situación, hacer un ejercicio de introspección transferida, ser el personaje. Omniscencia. Vamos al cerebro del personaje y escuchamos y grabamos sus pensamientos a medida que van ocurriendo. Para ello podemos optar por bolígrafo y papel en vez de usar teclado, sin intermediarios, con la posibilidad de hacer dibujos o escribir al margen ideas tangenciales. Rápido y sin detalles. Es pensamiento, así que los patrones del pensamiento Ignoran la estructura de las oraciones. Frases cortas. Al leerlo, se debe asisitr en vivo a la actividad mental de ese personaje. Jugamos con los tiempos según vaya el pensamiento, pero el presente manda, incluso el continuo. Un único párrafo. Sin puntos y aparte, ya que se trata de meternos el el flujo de la consciencia, y la consciencia no para. Una vez hayamos acabado, lo mejor es darle un tiempo y volver a el texto para darle forma, ver el sentido, resaltarlo sin que pierda la esencia del flujo contínuo. Hito de

Invictus

Una luz afilada hace de mis sueños, jirones. Al despertar, la mañana salta de mis ojos. Ayer fue mi noche más larga. Te veo recostada y sonríes. Al calor de las sábanas te prometes más sueños, pero de inmediato cambias de opinión. ¡Vamos al paseo marítimo!, dices calentando la voz. No me niego, pero voy despacio hacia el armario. Me envuelvo en demasiadas ropas, pero así soy yo, tengo criofobia… creo. Tú te preparas, más ligera. Salimos a la calle. Algún pájaro silva una tonadilla, esperando al amor. Andamos hacia el nudo ventoso que acordona La Ribera. Una misión suicida, digo yo. Caminamos, si es que caminar o volar son lo mismo cuando dejo de tocar el suelo. Bueno, confieso que es una sensación errónea, porque me engaño. Estoy en modo anélido: me arrastro en el suelo atado a tus gélidos dedos. Criofobia, me aturdes. Una cortina de frío nos hiela la espalda. ¡Ayayay! Nuestros cuerpos corren hacia la orilla y nos encontramos con las olas de un mar estancado, que a estas horas es un es

Tiempo

Quiero creer que aún puedo alargarlo un año más,que hay tiempo todavía.Y más ahora que acaba de nacer Danielito.Es como un ángel,con su carita pegada al pecho de Luisa.Han venido sus hermanos con sus mujeres y los niños,falta Carlos,el hijo de Julián,el mayor,que con eso del deporte está en el extranjero con el equipo.Yo la veo cansada,a pesar de que todos se felician por un parto ''de los fáciles" en palabras del doctor.¡Qué guapa es!,como su madre parece que fue ayer cuando nació y,ya ves,ya va por el segundo.Qué bonito sería verle crecer,este podría haber heredado la diferencia,pero reprimo de inmediato ese pensamiento,ya sé que no ocurrirá,qué excusa podría valer. Mi mujer,Carmen,es feliz,estrecha con sus manos la diminuta manita rosada que besa con reverencia. _"Luisa, hija,ya tienes la parejita,no se te ocurra hacer como yo, que sí,que doy gracias a Dios de los cuatro soles que tengo y de los nietos preciosos que son mi vida entera,como este querubín,Danielito,q

Cena de Nochebuena

Emilia se disponía a ultimar los detalles de la preparación de la mesa para la cena de Nochebuena. Estaba colocando unos adornos navideños que había confeccionado en centro ocupacional al que acudía los lunes, miércoles y viernes, por las mañanas. Allí hacían labores y manualidades, pero lo que más le gustaba eran las tardes, pues acudía todas para jugar al mus; disfrutaba mucho jugando, pero lo que más le gustaba era Abundio, su compañero de juego. Se entendían perfectamente y le hacía reír con sus "batallitas" como nadie la había hecho reír nunca, ni su difunto marido Rodrigo que en gloria esté. – ¡ayy Rodrigo… si me vieras ahora!; con los malos años que me diste y lo que estoy disfrutando a mis 72 años… Abundio iba a traer a cenar su nieta Marta, la cual vivía con él, ya que con sus padres se llevaba mal, y con el yayo hacía lo que quería. Marta era un poco "ligera de cascos" como se decía ahora, pero él pensaba que con 26 años que tenía, le tocaba disfrutar la v

OJOS DE MOSCA

Es su hora. Se acerca a mí y posa su naricilla en mis rodillas para recordarme que es su hora. Interrumpo la lectura y acaricio el hocico de Moma.  Mientras me ato las zapatillas ella muerde los cordones, se agita a mi alrededor, revolotea mientras parece sonreír. Levanto la voz enérgica para aquietarla. Se sienta sobre mi pie descalzo y espera inmóvil, la mirada fija en mi mirada severa. Noto su calor en el empeine. Me levanto. Me salta, bulle, ladra nerviosa y si la chisto para que se calle traslada su agitación frenética al rabo .  Salimos. Ella, libre, sin correa. El gato negro del vecino se solaza a escasos metros de mi puerta. Es arrogante, seguro de sí mismo. Moma, prudente, se detiene, pliega su patita delantera como si se dispusiera a emprender una carrera desenfrenada tras el felino, pero el felino, engreído, la ignora y Moma emprende un trotecillo disimulado en otra dirección.En la calle me recibe una bandada de gorriones. Aparecen, como siempre, ávidos, descarados y yo, que

La tormenta

Aquella tarde era gris, de un gris tan oscuro que casi podía ser negro. El día no pintaba bien y cada vez se ensombrecía más el cielo; amenazaba tormenta. Volvía ya de camino a casa tras un paseo por el campo, con las manos en los bolsillos y aligerando un poco el paso. De pronto con aquel paisaje mortecino y yermo mi imaginación se disparó. Relato lo que imaginé que pudo pasar. Escuché tras de mí un estruendo pavoroso, como el de mil tambores sonando al unísono, y un eco ensordecedor. Me giré asustado. «Debió haber caído cerca algún rayo», pensé. Para mi sorpresa cuando miré hacia una inmensa montaña en la lejanía, vi cómo apareció de detrás de la misma la figura de un colosal esqueleto ardiendo en llamas de color turquesa. Vestía una capa negra, llevaba una corona dorada, brillante como el mayor de los tesoros. Su mirada reflejaba astucia, maldad, y bravura. —¡¿Quién osa perturbar mi descanso?! —aquel grito se escuchó en toda la faz de la tierra. —¡¿Quién osa despertar al rey de los

Mis ojos de niña

Hoy he salido a pasear como tantos otros días, paso a paso siguiendo mi ruta de siempre, el sol acariciándome la cara, este sol del atardecer de invierno, frio y helado que me hace recordar. Hoy estoy melancólica hay días que no lo puedo evitar…o quizás no quiero evitarlo… cuando he visto el mar me ha evocado a los que ya no están.... imágenes de cuando yo era pequeña, dulces recuerdos….mi abuela fuerte como ella sola, que siempre me sacaba las castañas del fuego, por qué yo de pequeña era muy trasto, mi padre una persona muy especial en mi vida que siempre me comprendió y apoyo, mi madre que era mi renegona preferida y que siempre decía lo que pensaba, pesara a quien pesara, mi hermano compañero de Alma que se fue demasiado pronto…. Cada día falta más gente de la que hacía mi vida más bonita y la verdad es que se les echa mucho de menos. Recuerdo momentos felices cuando mis ojos de niña veían un mundo mágico en cada esquina y rincón…mi padre diciendo- !subir al dos caballos que

Nuestro Camino....

Clavó la espada y con las dos manos se apoyó en ella hincando la rodilla, el campo de batalla rugía, la tierra temblaba, miles de gritos se ahogaban en sí mismos, el cielo clamaba más sangre impura y un esfuerzo extra de todos sus sacros soldados. Respiró hondo varias veces y profundamente y se puso en pie de nuevo. La sagrada cruz lo vestía y lo empoderaba más que a nada. Decidió quitarse la pesada armadura, se quedó con sus pantalones y su espada, junto a dos cuchillos curvos. Los cogió y salió corriendo cortando el cuello de los paganos mientras se bañaba en su sangre. Algunos compañeros coreaban su nombre, al ver como hacia mella en las tropas musulmanas. Lejos, desde una loma, a salvo, miembros de la iglesia. -Lucha como el mismo Arcangel Miguel, ¿el Papa sabe de la existencia de este bravo guerrero que nos hace ganar batallas? - el cardenal preguntó sin hallar respuesta en los obispos, miró junto a él, un enjuto escudero con un pellejo de vino - Dame vino. -Me tomaré ese silenci

Agarrapiñado

Salgo de casa y giro siempre a la izquierda, a la derecha hay una carretera transversal a mi portal transitada mayoritariamente por camiones, un polígono industrial y un tanatorio, con este panorama por qué habría de girar a la derecha. Giro a la izquierda, como siempre, y camino a la espera de que el objeto o la persona venga a mí, con atención plena, para ser rasgado por lo que me rodea y formar parte del todo y no que sea yo el todo. Pocos pasos doy y allí está, mi viejo vecino agarrapiñado, un hombre retaco con forma de tronco, de cabeza grande, sin cuello y piernas cortas, que con una pava de cigarro colgando del labio da pasitos adelante y a los pocos segundos pasitos hacia atrás, como si fuera en un barco y buscara equilibrio. Siempre me saluda con sus ojos vidrosos, de esos que solo forma el vino, murmura y se mueve levemente por la cubierta de la calle, sin salir de la acera. Ahora caigo, por fin sé lo que le pasa, me vino una iluminación, un destello de verdad: lo que le suce