Monólogo interior

Técnica del monólogo interior:

Ponernos en situación, hacer un ejercicio de introspección transferida, ser el personaje.

Omniscencia. Vamos al cerebro del personaje y escuchamos y grabamos sus pensamientos a medida que van ocurriendo. Para ello podemos optar por bolígrafo y papel en vez de usar teclado, sin intermediarios, con la posibilidad de hacer dibujos o escribir al margen ideas tangenciales.

Rápido y sin detalles. Es pensamiento, así que los patrones del pensamiento Ignoran la estructura de las oraciones. Frases cortas. Al leerlo, se debe asisitr en vivo a la actividad mental de ese personaje. Jugamos con los tiempos según vaya el pensamiento, pero el presente manda, incluso el continuo.

Un único párrafo. Sin puntos y aparte, ya que se trata de meternos el el flujo de la consciencia, y la consciencia no para.

Una vez hayamos acabado, lo mejor es darle un tiempo y volver a el texto para darle forma, ver el sentido, resaltarlo sin que pierda la esencia del flujo contínuo.

Hito de la Técnica: El ruido y la furia, de Faulkner, que empieza la primera de sus cuatro partes con un narrador hipnótico pero críptico, como es Benjy. Se trata de el monólogo interior de una persona con una discapacidad intelectual .

A tener en cuenta: El monólogo interior es parte del texto que se escribe, así que lo habitual es usar una técnica narrativa descriptiva y meter píldoras de monólogo interior. Se puede complicar con diálogos, descripciones subjetivas y objetivas y utilización de primera, segunda y tercera persona para viajar de la cabeza del personaje o personajes al autor omnisciente.

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