Nuestro Camino....

Clavó la espada y con las dos manos se apoyó en ella hincando la rodilla, el campo de batalla rugía, la tierra temblaba, miles de gritos se ahogaban en sí mismos, el cielo clamaba más sangre impura y un esfuerzo extra de todos sus sacros soldados. Respiró hondo varias veces y profundamente y se puso en pie de nuevo. La sagrada cruz lo vestía y lo empoderaba más que a nada.
Decidió quitarse la pesada armadura, se quedó con sus pantalones y su espada, junto a dos cuchillos curvos. Los cogió y salió corriendo cortando el cuello de los paganos mientras se bañaba en su sangre. Algunos compañeros coreaban su nombre, al ver como hacia mella en las tropas musulmanas.


Lejos, desde una loma, a salvo, miembros de la iglesia.
-Lucha como el mismo Arcangel Miguel, ¿el Papa sabe de la existencia de este bravo guerrero que nos hace ganar batallas? - el cardenal preguntó sin hallar respuesta en los obispos, miró junto a él, un enjuto escudero con un pellejo de vino - Dame vino.
-Me tomaré ese silencio como un no, pero porque un intachable soldado nos abre camino a la misma casa de Cristo y es un completo misterio. ¿Cuál es la razón?


En la noche todas las hogueras ardían con los corazones victoriosos alrededor, sin duda Dios estaba con ellos y los guiaría hasta el final. Aitor Castro no brindaba con compañeros esa noche ni ninguna otra, prefería el sexo, arder en combustión espontánea con otro cuerpo, lamer su piel hasta convertirse en una supernova, el pecado de Castro era que elegía un hombre para tan mágica unión, y para colmo lo amaba.


En la siguiente batalla debían entrar en Jerusalén y matar a todo infiel que se cruzase en su camino armado o no. Aitor estaba dispuesto, no pretendía morir, pero no veía a su amor en el campo de batalla, entonces sintió miedo por él, por su futuro.
Un Cardenal se plantó delante de todos con un semblante serio y comezó a gritar: - ¡Alguien se ha estado encamando con este invertido...
El cuerpo del soldado desnudo torturado y castrado fue mostrado a todos.
-el Diablo tienta al hombre de maneras que aún no comprendo, - suspiró - su amante está aquí, pensaban que se podían esconder de los ojos de Cristo?. Por suerte todos podemos acceder a su perdón,si da un paso al frente podrá alcanzar el perdón divino.


Aitor dio un paso adelante sin miedo.
¿Cómo la alcanzó él?, era un buen chico, cuidaba de mí, los dos leíamos las sagradas escrituras -dijo con nostalgia y quitándose la armadura pectoral, tiró la cruz al suelo.
-Blasfemia! ¡matadlo! - chilló el Cardenal, pero nadie se movió, y Aitor era tan veloz que ya le estaba tirando del caballo-.
-Tranquilo hombre de Dios, no seré yo quien mate a un cardenal. - sus palabras tranquilizaron al que sin duda se postularía como nuevo Papa. - Me quedaré con tu polla y tus huevos…. Así pagarás.




Tomaron Jerusalén y pasaron a cuchillo a todo el mundo, en la noche la euforia era ensordecedora, Aitor tomó un baño caliente, y se abrió las venas como lo hacían los ilustres de antaño.
la muerte se lo llevaría todo, todo nuestro camino.


GERMAN HERNANDEZ