Aquel hombre
Aquel hombre se ponía siempre un guante cuando iba a pegar a su mujer. La golpeaba varias veces seguidas mientras ella gritaba y corría por la casa para evitar que la alcanzara. Pero no había escapatoria posible y el guante de aquel hombre acababa siempre golpeando su cara, su estómago y su pecho. Al otro lado de la pared, en el piso contiguo, Marta oía los golpes y corría a esconderse en el armario de su habitación. Entonces empezaba a rezar, "Padre nuestro que estás en los cielos.." y cerraba los ojos para no ver el miedo y el dolor que sus oídos escuchaban. Allí escondida, esperaba a que su madre regresara del trabajo o a que los golpes cesaran para poder salir. Aquel día los golpes cesaron antes de que su madre regresara. Marta salió del armario sin hacer ruido, caminó despacio con las piernas apretadas para no hacerse pipí encima hasta que llegó al baño. Todas las tardes que su vecino pegaba a su mujer, producían en ella unas ganas enormes...