PEREZA

 Verano, verano en Murcia, tirado en mi sofá, ese sofá que tantas sobremesas me ha acogido, me ha arropado, me ha protegido; calor, calor como sólo hace en Murcia en verano, el ventilador da vueltas sobre mi cabeza, miro el techo, blanco, blanco roto, creo.

Repaso en mi cabeza la lista de tareas para esta tarde. Fregaza, recoger la ropa, comprar comida para el perro, comprar leche, ir a ver a mi abuela, revisar las ruedas del coche, barrer la entrada de casa, regar las plantas… Todas ellas actividades livianas, tranquilas, hasta agradables, diría yo, pero aquí estoy, mirando hacia arriba, viendo dar vueltas a las aspas del ventilador, mirando el techo, el techo blanco.


Mi sofá me abraza, me abraza como si fuera un enorme oso en hibernación, la laxitud del tiempo me hace que nunca termine de despertar de esta interminable siesta de verano.


Debería levantarme, buscar entre mis discos un grupo de música que con su ritmo me ponga en marcha, que me aleje de esta manía mía de procrastinar. Esta manía mía de dejarlo todo para después, para mañana, o tal vez para nunca. Esa manía mía que me tatúa la culpa en mi frente. Que me hace retorcerme en mi sofá, este sofá desde el cual miro al techo, a ese techo blanco, blanco roto, desde este sofá que me abrazo como un oso.


Vuelvo a mirar el reloj, pasa el tiempo, los platos siguen sin fregar, la puerta de casa sin barrer, las plantas sin regar… bueno, ya sabéis.


Sonrío, sonrío para mi, me giro, me acomodo, ahora miro la pared, si, creo que es blanco roto. "Tendré que repintar algún día" - me digo - "Algún día" - pienso- PERO NO HOY.


Tiago Insolación.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Escribir un relato kafkiano. Reunión del viernes 4 de marzo a las 19:00 horas por ZOOM.

Al río, no

Reto del relato vergonzoso