Texto diciembre

ERES MIA

 

Todos los días de camino al instituto pasaba por enfrente de aquella peculiar casa abandonada, la gente decía que estaba encantada.

 

Aquel día, salí tarde de las actividades del instituto, estaba anocheciendo, mamá me había dicho que tenía que hacer unos recados y me fui andando a casa.

 

Cuando pase por enfrente de la casona note una brisa fría y el viento silbar, parecía que la casa decía- ven acércate- mire la casa y vi en una ventana alguien llamándome.

 

Me quedé como hipnotizada, fui hacia la casa y cuando llegue, la puerta se abrió, haciendo rechinar todas sus bisagras, no vi a nadie pero entré, todo estaba en penumbra, en una esquina había un diván, fui hacia él, me senté y pensé que bonito y cómodo es.

 

De pronto la puerta dio un portazo y se cerró, quede atrapada dentro de la casa, el terror a lo desconocido me atrapo, el corazón me latía a cien por hora, intente abrir la puerta, la golpee, la arañe, pero todo fue inútil.

 

Estaba atrapada en aquella tétrica casona, con el alma encogida por el miedo, me temblaban las piernas, las manos incluso el alma, empecé a recorrerla buscando una salida pero cada vez me perdía más.

 

Vi una fantasmal silueta, me pare en seco aterrorizada, con tan mala suerte que pegue un traspiés y acabe rodando por el suelo parando justo delante de aquel ser……delante de mí, había lo que parecía ser un mayordomo alto y delgado, su cara parecía la de un muerto, y me dijo -señorita acompáñeme por favor- yo totalmente aterrada y sorprendida por su aparición, lo acompañe.

 

Llegamos a la puerta de una habitación  y me dijo –entre por favor la están esperando.

 

Allí había una chica, parecía mi gemela, me acerque a ella con curiosidad y de pronto se transformó en un ser diabólico, que me agarró por el brazo y que me decía -¡eres mía!.

 

¡Eres mía!- gritaba, al principio me quedé paralizada, aterrada, pero después me dije –tengo que salir de aquí como sea- hice de tripas corazón y le pegue un empujón y salí corriendo.

 

Ese ser me perseguía, yo corría y corría, cuando lo perdía de vista me escondía, pero él, no sé cómo, siempre conseguía localizarme.

 

En mi despavorida huida llegue a la entrada de la casa, vi el diván y me escondí detrás de él.

 

Oía al engendro, estaba como loco, olisqueaba el aire y decía -te huelo sé que estas aquí, no escaparas, eres mía.

 

Estaba a punto de encontrarme cuando de pronto sonó el móvil, y pensé imposible escapar.

 

Con miedo conteste, era mi madre- si mamá voy a casa ya- dije entre susurros.

 

Entonces me di cuenta, que me había quedado dormida en el diván de la casa, me levante sorprendida, en ese momento apareció el mayordomo y me abrió la puerta de la casa, yo sin perder un instante  salí corriendo como alma que lleva el diablo.

 

Después de un rato pare y pensé, ¡fue un sueño!.

Me picaba la muñeca, mire y vi  un tatuaje que ponía eres mía.

 

Angeles Fernandez

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