Colada en la noche

El cesto de la ropa sucia le pesaba más que de costumbre, había sido un día largo y duro en el trabajo, y no tenía ganas de pasar más tiempo del imprescindible en aquella lavandería. Siempre iba por las noches porque en ese horario no solía acudir nadie y evitaba la tediosa espera de aguardar su turno. Escogió la lavadora que estaba más cerca de su asiento preferido, e introdujo cada una de sus prendas como si de un estudiado ritual se tratara, insertó las monedas y seleccionó el programa de siempre. Una vez sentada, sacó un libro de su mochila. Le tranquilizaba estar sola en aquel lugar, sin que nadie la molestara o cotilleara qué libro era el que leía, ¿a quién le importaba que una joven adulta estuviera leyendo Alicia en el País de Las Maravillas?, pocas eran las personas que comprendían que este tipo de historias no son solo para niños y que encierran mensajes que solo cuando tienes cierta madurez eres capaz de entender. Inmersa en la lectura el tiempo volaba, y antes de lo que esperaba escuchó el sonido de la máquina, que le indicaba que era el momento de sacar su colada y meterla en la secadora.


     Dejó el libro encima del asiento y avanzó hacia la máquina, comenzó a sacar sus prendas poco a poco, dejándolas en el cesto y conforme iba extrayendo su ropa, se percató de que en el fondo del enorme tambor había una luz tenue que jamás había visto, era cálida, acogedora, en cierto modo... misteriosa, y atrapaba su atención de tal forma que solo podía pensar en acercarse y averiguar dónde estaba su origen. Introdujo su cabeza dentro de la lavadora, a fin de averiguar si había algún led o similar, y cómo se había encendido de repente si nunca antes había ocurrido esto.

No podía apartar la mirada de esa luz, la atracción que ésta ejercía y la curiosidad que crecía en su interior hicieron que se introdujera más en la lavadora y extendió su mano derecha para tocarla. En cuanto lo hizo, notó como la luz tiró de ella cómo si de una aspiradora se tratara y un nudo en el estómago se le formó en el momento en que era absorbida de forma inmediata.


    En cuanto recobró el sentido abrió sus ojos y se encontró en un lugar desconocido, parecía una sala de dimensiones infinitas en la que no había nada, o al menos eso pensaba, porque una blanca niebla lo envolvía todo. Estaba desconcertada, pero no podía quedarse allí plantada tratando de entender cómo había llegado allí, así que comenzó a caminar con pasos precavidos a fin de buscar alguna salida.


    << Quizá si avanzo encuentre un camino, o alguna luz >> pensó mientras continuaba andando. Y acto seguido divisó los límites de un camino de tierra que a los lados tenía apostadas unas pequeñas farolas que iluminaban tenuemente el sendero. Siguió el sendero trazado que parecía no tener fin, y conforme avanzaba trataba de vislumbrar qué es lo que había a cada lado, pero la niebla no le dejaba ver. Un nuevo pensamiento acudió a su cabeza <<Ojalá se disipe esta niebla y pueda ver en qué lugar estoy, que bueno sería estar en un bosque con algún riachuelo, estoy sedienta y necesito un trago de agua fresca… >>


    Continuó avanzando con la mirada en la tierra que iba pisando, y al cabo de un momento comenzó a escuchar el rumor de una corriente de agua, levantó la cabeza y miro a ambos lados. No podía creer lo que veían sus ojos, había árboles por todas partes, estaba en mitad de un hermoso bosque. Abandonó el camino y se adentró entre los árboles siguiendo el murmullo, hasta que encontró un pequeño arroyo. Formó un cuenco con sus manos y sació su sed bebiendo repetidas veces. Se dijo a sí misma en voz alta:


    - Ojalá hubiera alguien más en este lugar, o dónde cobijarse y comer algo sin peligro de que ninguna bestia aceche, seguro que debe de haber peligrosos animales salvajes por aquí.


    Nada más terminar de formular la última palabra, sintió como un escalofrío le recorrió la columna vertebral, y una sensación incómoda en su nuca hizo que se girara para mirar hacia atrás. Al principio no vio nada más que árboles y una frondosa vegetación, pero había algo más, una sombra detrás de un arbusto que le resultaba inquietante. Entrecerró los ojos para agudizar su visión, e inmediatamente se le abrieron como platos cuando descubrió unos ojos brillantes que le observaban desde la sombra, y unas puntiagudas orejas que sobresalían de la vegetación. No pudo contener el miedo que se apoderaba de su ser y salió corriendo bosque a través mientras oía un fuerte gruñido y unos escalofriantes pasos que se acercaban a ella cada vez más. Todas sus fuerzas se centraron en correr lo más rápido que podía, se giró para mirar a la bestia, pero solo vio una boca llena de dientes afilados que segregaba saliva por doquier, casi olía su aliento pestilente, y como si de una gacela se tratara hizo un quiebro de 90º en su carrera a fin de desmarcarse un poco del animal, lo cual le sirvió para poner un mínimo de distancia entre ambos, había ganado unos segundos más pero la maniobra le hizo tropezar con una piedra y cayó por una pendiente que ni siquiera había visto, rodando sobre sí misma. En cuanto aterrizó en el suelo levantó su cabeza y comprobó que el animal estaba a escasos metros de ella y se quedó paralizada, consciente de que no podría huir de él, cerró los ojos esperando sentir el nefasto mordico y de repente escuchó el ruido ensordecedor de un disparo que venía de justo detrás suya.


- ¡Vete a cazar a tu territorio maldito demonio, esta mujer no será tu presa! - gritó una voz desconocida.


    El tiro había hecho un agujero en la tierra justo delante del animal, y éste entendió la advertencia y desapareció rápidamente volviendo rápidamente al bosque.

Cuando volvió el rostro vio a un hombre de mediana edad, con barba rojiza que sujetaba una humeante escopeta a la vez que le extendía la mano y le preguntaba:


    - ¿Estás herida? ¿Te puedes levantar?


   - Estoy bien, son solo unas pequeñas magulladuras, muchas gracias por salvarme la vida - respondió la joven, mientras cogía su mano y se incorporaba. - Por cierto, me llamo Ana ¿cuál es tu nombre?


    - Soy Roberto - respondió con voz grave y serena - Ven conmigo, mi cabaña está aquí mismo, allí puedes descansar y reponerte.


    Ana no se había dado cuenta de que a unos 20 metros había una cabaña de madera, se dirigió allí junto a Roberto y una vez instalada en una butaca junto al fuego, él le tendió una taza de infusión que ella aceptó y agradeció enormemente. Conversaron largo rato sobre todo lo que le había pasado a Ana desde la lavandería hasta ahora, le sorprendía mucho que ese hombre no se inmutara al escuchar su historia, y cuando ella terminó su relato añadió:


    - No entiendo cómo he llegado hasta aquí, pero creo que existe una forma de volver de nuevo a mi lugar, con mi libro y mi colada. ¿Tú sabes cómo?


    - ¿Es que aún no te has dado cuenta Ana? - respondió Roberto - Se trata de lo que tú crees.


    - ¿Pero qué tipo respuesta es esa? Lo que creo de verdad es que esto es una pesadilla y que me quiero despertar de una vez, ¡quiero volver con mi colada!


    Un ruido se introdujo dentro de su cabeza - bip, bip, bip – de nuevo sintió la misma sensación que le produjo el ser absorbida por esa extraña luz, pero esta vez cuando abrió los ojos se encontró en la lavandería, con su colada esperando para ser sacada de la lavadora. - << Vaya sueño más extraño>> pensó para sí misma. Puso el marca-páginas que le hizo su amiga Marta en el libro que aún tenía en sus manos, en él se podía leer "Creas lo que tú crees", cerró el libro y volvió con su colada.






Comentarios

  1. El comienzo es atractivo. Deja al lector expectante. Invita a seguirle los pasos al personaje que se inspira, en parte, en "Alicia..". Pero a medida que avanza creo que desaparece el suelo se convierte en un cuento un cuento emocionante, con los ingredientes del cuento tradicional: bosques, monstruos, l cazador que con su escopeta (...) es el héroe salvador..
    En mi opinión el carácter onírico desaparece porque los sueños no tienen distancia,(20 metros), ni nombres (Ana, Roberto), ni "de repente"s, ni un " cuando volvió el rostro",
    La estructura lógica del relato no nos sitúa ante un sueño.
    Sin embargo lo encuentro muy sugerente.
    Apetece saber qué significan cada uno de los protagonistas. Ella, el monstruo, el cazador, , incluso la lavadora...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias Eva, la verdad es que tenía que haber investigado más sobre lo que significa un relato onírico para darle la estructura que me comentas. Tus palabras me han ayudado a comprender mejor lo que es el relato onírico ¡Gracias!

      Eliminar

Publicar un comentario

Tu oipinión es importante. Déjala aquí.

Entradas populares de este blog

Escribir un relato kafkiano. Reunión del viernes 4 de marzo a las 19:00 horas por ZOOM.

Al río, no

Reto del relato vergonzoso