Soñé mi último sueño

Un sueño. Quieres que te cuente un sueño. 
 
Ya te he dicho que hace mucho que no recuerdo ninguno. No querrás que te hable de ese mundo ideal en el que se desconocen el odio, la violencia, el hambre...Esas palabras hubo que inventarlas cuando el Hombre, y la Mujer y la gran Serpiente fálica subieron al escenario de este gran teatro que es la Vida. De ese sueño ya nos han hablado muchas veces. Ese mundo ya existió. Los cristianos lo llaman Paraíso Terrenal. Pero no funcionó. Se derrumbó antes, incluso, de que se inventara el Tiempo. Entonces, tuvimos que aprender a conjugar el verbo Vivir, "el verbo que se hizo carne", y pescado, y sed, y sexo, "y habitó entre nosostros".
 
Pero, tú no quieres que te hable de ese sueño con el que nos engañaron siendo niños. Seguro que prefieres jugar a descifrar uno de esos pensamientos inquietantes que le llevan a uno hasta un diván, a hablar con un desconocido que, detrás de ti, quizás te escuche o quizás no. Quizás tome notas con las que luego hará añicos la poca cordura que aún te quede. O quizás, simplemente, bostece y finja escuchar mientras se entretiene limpiándose las uñas con la punta de un lápiz afilado que, al acabar la sesión, te clavará en la yugular.
 
Un sueño.
 
Una estación. Una figura. 
 
Camina lentamente por el andén vacío. Los hombros, cargados. Arrastra una pesada maleta. Su vientre, el de la maleta, parece a punto de reventar. Ha tenido que sentarse encima para conseguir cerrar la cremallera. Habrá sido un esfuerzo inútil porque, antes de acabar el sueño, la destriparemos y sabremos qué equipaje hay que llevar para ese "viaje a ninguna parte". 
 
 
El tren, inmóvil, parece una ballena varada en la playa. No hay viajeros, no hay factor. Todo está cubierto de silencio. También el reloj. El reloj de la estación, siempre puntual, se ha rendido. Se detuvo en el mismo instante en que llegaba el último tren, el tren de las siete menos diez. ¿Tú crees que es un aviso, mi última hora, mi último aliento?
 
El cristal de la ventana me devuelve el reflejo de unos ojos asustados. Sí, son los míos. Es mi mirada, soy yo. El silencio es un estruendo. La soledad demasiado vacía.
 
Abro la maleta. Rompo la quietud, burlo la soledad con los objetos que me acompañarán en este viaje. Nunca fue fácil hacer el equipaje. Quizás esta vez acierte. ¿Quieres saber lo que llevo?
 
Primero, dos libros. Averigua cuáles, no importa. Eso lo dejo a tu imaginación. Los sentaré junto a mí, como dos pasajeros amenos que me harán el trayecto más corto.
 
Papel. Papel y lápiz. Me gusta escribir con lápiz, las palabras son más sedosas. Escribiré lo que nunca supe decir. Confesaré mis vergüenzas, aquéllas que no me atreví a contar mientras viví. Pero cuando me haya ido a nadie le importarán porque la ausencia redime del pecado.
 
Qué más. Unas zapatillas para correr. Correr ¿hacia dónde? Ya no hay prisa. Ya nunca saldré del vientre de esta ballena, como Jonás, quedaré eternamente atrapada, pero yo no invocaré a Dios para que me devuelva a la arena.
 
Ya queda poco.
 
La música. El reloj de bolsillo. Las pastillas contra la caída del pelo. Un poco de colorete para apagar tanta palidez.
 
Y para acabar, los cigarrillos. No creas que he olvidado mis cigarrillos de marihuana.
 
Cuando les dé una calada cerraré los ojos y entonces soñaré que despierto y que te cuento un sueño.


Eva







Comentarios

  1. Me gusta, entra suave, sin esfuerzo, es literatura muy inmersiva, me lo parece. Entiendo que es una conversación con uno mismo en un estado de semi embriaguez, de semi inconsciencia, de sueño... en un estado de no alerta. Me encanta la frase " la ausencia redime del pecado", me la voy a poner en mi tumba, es buenísima. La maleta me desconcierta, me da la razón en mi suposición de que se trata de un pensamiento en un estado de semi inconsciencia, pero se yergue como el elemento principal del relato, y adquiere un peso que debe justificarse más a mi enmtenmder, (aunque no es necesario, solo para redondear).

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    1. Yo creo que hay muchas cosas que nos definen. ¿ qué puede hacerlo más que los objetos que nos vayan a acompañar en nuestro último viaje? ¿ cuántas veces nos hemos preguntado y preguntado a otros " qué te llevarías a una isla desierta ". ..nuestra respuesta, sin duda, es un mero ejercicio de ostentación, para impresionar, solo eso

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