Poema

Malditos versos que 
de mi pluma no quieren salir, 
bien sabéis que es del alma
de donde debéis partir.
¿Más quien se atreve 
a su alma desnudar?
¿Qué valiente los versos escribirá,
revelando sus anhelos, descubriéndose, sin más?

Esperaba que un príncipe 
trajera rosas para mí.
Y ahora tengo un jardín,
y en él, un rosal al que acudir, 
para cortar las flores
que me hacen sonreir.

Cuántas expectativas
asesinaron  a la ilusión, 
convirtiendo la realidad 
en una triste decepción.

¿Qué es más difícil
aceptar o esperar?
¿Quién inflige más daño
ilusión o realidad?
Quizás sean las dos
juntas al chocar.

Y ahora siempre se
que puedo volver
al jardín en el que
mi amado rosal planté.

Cuido muy bien de él,
porque me recuerda el amor
que hace tiempo olvidé
y ya no pienso perder.



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