Ya no busco a quien no se quiere dejar encontrar.

Yo que he quemado el asfalto durmiente
persiguiendo tus pasos.
Yo que he llorado lágrimas secas
por tu ausencia.
Mis manos agrietadas de crearte y recrearte.
Yo que me he imaginado
todos los paraísos e infiernos junto a ti.
Yo que no sé ni respirar
si no es inspirado por tu imagen.

Ya no te busco,
ya no te persigo,
ya no te sueño,
ya no…

He agotado el tiempo.
He llorado toda la mar.
He peleado contra el Sol.
He recorrido todos los caminos.

Y quedo sentado, con un libro entre las manos
que nunca terminaré de leer,
mirando las flores del horizonte,
que siempre recordaré,
sonriendo a la nada,
que me vacía y me llena
como una respiración universal.


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