Customizada

¿Sabes que el noventa por ciento del tráfico de mercancías es marítimo?, ¿sabes quién dirige desde el principio el tráfico marítimo?, ¿sabes qué pasa si no me metes una nueva dentadura?

Frankenstein miraba con desdén a Drácula, con su manaza derecha cogió la dentadura sumergida en sangre de cerdo caliente, la sacó del bote oxidado de conservas y la sacudió, y abriendo la bocaza del conde con tres dedos de la mano derecha, la introdujo dentro hasta encajarla en su paladar putrefacto. Drácula dio un chillido de rata, apartó al monstruo  estirando sus largos brazos y acabó de colocarse la dentadura. Por la centenaria comisura de sus labios, corrío a chorro saliva roja que caía al suelo en grande goterones espesos de color esmeralda. Después de unos húmedos chasquidos volvió a hablar.

Vamos a ver, Fran, ¿de dónde has sacado estos dientes esta vez?, tienen un regusto a vivo y han de ser dientes de muerto muy muerto, no de recién muerto, que me da alergia la vida y lo sabes, que me pongo malo, que no atino, que se va todo a la mierda, ¿de donde has sacado estos dientes?

El monstruo, patoso y destartalado abrió la boca y con un dedo índice se señaló el cuevón vacío, y pasó su lengua amarilla por encima de las sangrantes encías mostrando una sonrisa burlona.

¡Maldito seas!, ¡joder!

Drácula metió sus largos y uñosos dedos en la boca y empezó a tirar de la dentadura rasgándose las amígdalas, el manoseo le prdujo árcadas y empezó a bombear líquido amniótico que había cenado y vomitó un amasijo de carne que parecía un embrión entero. El mosntruo reía a carcaja cavernosa. Después de un rato de angustia, el conde quedó ahíto y apenas pudo pronunciar palabras de reproche.

Idota, ¡ay!, lerdo. 

Drácula señaló con el dedo la dentadura que había expulsado de su boca en una de las arcadas. Frankenstein, cansado de reir, con una respiración  estentórea, la recogió del suelo y se la metió en la boca. Drácula, doblado, sonrió mirándolo desde abajo.

Maldito seas monstruo, no soporto más tus bromas.

Toma, dijo Frankenstein, y le ofreción una dentadura blanquísima y muertísima que Drácula colocó en su boca y que le encajaba perfectamente.

Ahora sí, en cuanto alfile estos colmillos nuevos ya puedo ir a la reunión del G20 en Bali. Anda guasón, siéntate alante y conduce.

La furgoneta customizada retomó el camino hacia el aeropuerto.

Toni Díaz







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