Eso es todo

Son las seis. Ya no puede tardar.
Aquí estoy, sentada, en el que tantas veces ha sido lugar de tertulias y cafés, viendo un continuo entrar y salir de gente ruidosa, distraída. Nadie me ve. Otean el horizonte en busca de una mesa como el cazador que espera cobrar su pieza..Ahora sí. Me ven. Yo he tenido suerte. Ellos la buscan. El tipo con la bandera en la pulsera me mira, levanta las cejas, ladea la cabeza y me dirige una sonrisa forzada. Yo le devuelvo la sonrisa. Desiste.
Ella tarda y el acoso continúa. ¡ Horror, ahora es un niño!. No me ve. No pregunta. Coge la silla y la arrastra apenas un metro. Me gustaría cogerle por el cuello y apretárselo. Para evitar escenas incómodas me limito a chasquear los dedos y lanzarle una mirada inequívoca, la suelta y echa a correr asustado.
Ahí está. Son las seis y veinte. Aún hay tiempo.
Ha engordado. Todavía conserva ese movimiento sensual de caderas. Yo he sido siempre más elegante. Tiene buen aspecto. Labios rojos, maquillaje discreto. Se disculpa. se quita el abrigo. Se frota las manos, aprieta las mías para hacerme sentir el frío de la calle. Algo me dice que hoy tampoco sabrá escucharme.
Me mira expectante. Se está preguntando por qué la he llamado. Sólo la miro. No digo nada.Cuando lo haga la taza quedará pegada a sus labios, como el hielo. La Imaginación me toma la delantera y veo cómo en sus comisuras se dibujará una sonrisa, creerá, querrá creer que es víctima de una broma de mal gusto.
No. Así no.
Hoy haré mi mejor representación teatral. La última. La llevo en mi bolsillo.
La dejo que hable. No la escucho. Miro sus labios. Los leo. Me aburro. Miro sus ojos. Empiezan a empañarse. Me da risa. Pensará que me burlo de lo que me cuenta y acertará. ¿Qué se hace en estos casos? pues yo ,experta en el disimulo, desvío la mirada sin dejar de asentir a sus memeces.
Junto a la ventana, al otro lado de nuestra mesa una mujer golpea el teclado de su ordenador. No es joven. No es guapa. Es elegante, como yo. Mientras escribe pronuncia las palabras, como si las estuviera dictando. De vez en cuando sopla en el hueco de sus manos entrelazadas sin apartar la mirada de la pantalla. Golpea con furia la misma tecla. ¿Se arrepiente?¿Da marcha atrás?¿Soy yo ella?.Me gustaría acercarme y preguntarle de qué pecado sin solución se arrepiente.
Ya no hay tiempo. Siento vértigo.
Su voz me devuelve a la realidad. -"¿me comprendes?, ya he cumplido los cincuenta. Me merezco otra cosa"-.
Estúpida. Llama"cosa" al hombre que la ha querido desde que eran adolescentes, que la ha cuidado siempre, que ha empezado a echar barriga, sí,pero no mucha. El hombre que algunos sábados olvida afeitarse, que ronca mientras intenta ver una película en el sofá. ¡Estúpida!, ella...
Ella sigue hablando. Sus palabras caen como gotas finas de lluvia que no moja, lágrimas fingidas, me dejan fría.No se merece tanto lirismo. Ahora entorna los ojos. Lo suyo es puro teatro. Estoy segura de que antes de venir ha ensayado lo que me iba a decir.
-"¡ya no puedo más"- me dice-"el sexo no funciona, los viernes, con un poco de suerte, después de dos o tres copas, o sea, ya te puedes imaginar...ya no hay fantasía, necesito ser yo misma"-
¡Dios, cuánta hipocresía!
Algo se avecina. Se arrellana en la silla. Cambia el gesto. ¡Por fin la verdad!
Sabedora de que todo ejercicio requiere de un calentamiento se sorbe la nariz y limpia las lágrimas con el reverso de la mano. Me mira. Parece no entender mi silencio pero no se atreve a romperlo, está en su momento estelar.Recupera la sonrisa. Me aprieta la mano,tibia.
-"¡He conocido a alguien!. Alguien que me entiende, que me hace sentir que soy yo misma..."
¡Y dale!. Qué sarcasmo. Unos vienen y otros se van.
Yo me voy
-"voy al aseo"- le digo
Encima de la mesa dejo un café frío y un sobre sin dirección , remitente, yo
"El diagnóstico es definitivo. Moriré. No quiero prórrogas.No quiero levantarme cada mañana y descubrir cómo la Muerte espera paciente mi rendición.
No quiero alargar el dolor ni el cansancio de quienes, al final, sintiéndose culpables tendrán que desear mi muerte.
Cuando vayas a buscarme, yo ya no estaré. Ya no habrá tiempo. Sólo quedarán de mí estas líneas. Eso es todo"


Eva M-B

Comentarios

  1. Texto muy duro, me ha encantado y creo que no lo has podido cerrar mejor.

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  2. He captado de forma nítida el sentimiento de hastío y la determinacion.,sin que haya una referencia directa con las palabras.Esa sutileza me parece genial.

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