En la salud y en la enfermedad

Me gustaría que todos supierais que estoy aquí en contra de la voluntad de Carmen y de Marisa: las hijas de Paco. Que me han estado presionando para que no hable hoy. Pero, aunque les joda, Paco era mi marido y yo, su viuda. 


Sé que muchos de vosotros pensasteis en su momento que yo estaba con Paco por interés. Que solo buscaba su dinero y vivir bien. Y que, por edad, podría ser mi padre (esto último cierto, ya que soy más joven que sus hijas). Pero lo que realmente me enamoró de él no fueron sus casas ni su yate ni las joyas o viajes que me regalaba; que, aunque es cierto que son cosas que jamás había tenido, nunca me impresionaron tanto como sus silencios, su conocimiento de las cosas, su delicadeza, su necesidad de cariño y esa mirada triste y profunda.


Él decía que solo yo era capaz de verlo como realmente era. Que a pesar de tenerlo todo se sentía solo; pobre. Y que yo, una alocada treintañera, había sido capaz de devolverle la ilusión y las ganas de vivir.

Pero llegó la enfermedad.


Estos últimos 6 meses han sido duros. Y ahí he estado. A su lado. Agarrándole la mano. Compartiendo cada momento e intentando sacarle una sonrisa. ¿Y sus hijas, dónde estaban? ¡Porque no han aparecido por casa ni un sólo momento! Les daba pena verlo así -decían. He sido yo, "la zorrita" , que es como se refieren a mi cuando hablan entre ellas, la que he procurado darle todo el cariño que necesitaba y le he acompañado hasta el final.



Por último, queridas Marisa y Carmen, os adelanto que Paco me ha hecho heredera universal de todos sus bienes. Os lo cuento ya para que no me montéis ningún numerito el día de la lectura del testamento.



Rafa Moreno

Comentarios

Entradas populares de este blog

Escribir un relato kafkiano. Reunión del viernes 4 de marzo a las 19:00 horas por ZOOM.

Al río, no

Reto del relato vergonzoso