Al río, no
La Llorona quiere abrazarlos, acunarlos, peinarlos. Pero, hay que alejarse del río. Se vuelve loca, rechina los dientes, se arranca el pelo, grita (como una piedra arañando un cristal)… Loca, loca. "Al río, no; al río, no". Peter no debería haberlo hecho. Pero, los niños perdidos dormían y Campanilla creyó que era un juego. Cantaban por el camino: "…las flores, las flores del campo santo, ¡ay, de mí!". Cantaban bajito, caminando (Campanilla volando) entre los árboles. Y llegaron al río. Campanilla se tapó los oídos a tiempo. Peter sonreía. La Llorona empezó a gemir, a deambular en círculos, la cara palideció y sus ojos se volvieron negros, húmedos, muertos… Peter sonreía. "Morir será toda una aventura". Campanilla no supo decir qué había sucedido. Volvió sin Peter, eso es todo, llorando, llorando, pálida y loca. Campanilla enloqueció. Los niños se habían dejado peinar y acunar durante todo ese tiempo, habían respetado la norma: Al río, no. Habían dej...