Qué será será

Sentada frente al ordenador veo cómo los objetos se llenan de vida, vida como la mía, como la de los mirlos, como la del gato que acecha. Los objetos, siempre inertes, esta mañana bullen, se agitan inquietos a mi alrededor. Sobre el escritorio tengo un montón de palabras desparramadas como fichas de un dominó. Palabras presuntuosas, palabras altivas, otras sencillas.

Paseo la mirada por el salón. Busco sin saber qué. Cuando dé con él no usaré metáforas, ni hipérboles ni ningún otro perifollo... Un objeto, sólo uno será el elegido, protagonista de esta historia absurda. Y así van, despertando uno a uno , deseosos de llamar mi atención, salen del letargo,   inician su particular desfile. Se contonean con impudicia delante de mí. La lámpara me guiña el ojo de cristal, la alfombra se pone a mis pies, el carillón del reloj me recuerda que el tiempo se agota. Ninguno me convence. Demasiado presuntuosos.

Entre tanto ruido del armario me llega un lamento. Ahí está.

Aquí estoy,en el rincón más oscuro del armario. Entre cuatro paredes. Desde que la superstición le dio la espalda a la razón nadie se atreve a desperezarme entre cuatro paredes, me achacarían toda suerte de infortunios y maleficios. Al aire libre, ya sin temor, abro los brazos como una cometa. El sol me mira burlón, se mofa de mi joven vejez. La quietud y el olvido me han ido rasgando la piel y la luz se asoma por las grietas que va dejando el tiempo. 

Cuando el refranero ocupaba el lugar de la ciencia abril era el mes en que yo mostraba orgulloso mi opulencia, como el pavo su plumaje durante el cortejo. Si es el viento mi rival acepto la derrota, pero me retorceré antes de cederle la victoria. Y es que hay enemigos imbatibles

Quizás haya otros abriles en junio, otros abriles en septiembre, o, quién sabe, tal vez aparezca una Dana que se burle de mí como ya lo hiciera  el Sol.

Ahora he de volver al rincón del que un día salí para seguir envejeciendo. 

¿Suficiente?

Eva M-B