Encuentro en el Cielo

Amaneció con mayor claridad de lo que era habitual en el mes de febrero.Resplandecientes haces de luz atravesaban el espacio esparciendo acendradas iridiscencias;con toda seguridad Dios estaba contento.Un inopinado optimismo se había apoderado de su ánimo y volvía a tener confianza en sí mismo.Tenia toda la eternidad para encontrarlos,Lenin ,Stalin ,Ze Dong Mao,y tantos otros...Esos que malinterpretaron su legado.Hablaría con ellos, tenía los argumentos, sólidos y estructurados,les haría comprender sus errores, bajarían la mirada.
Hacía un siglo que no salía y decidió dar un paseo.
Al salir contempló el infinito del cielo que se desplegaba ante él y respiró profundamente.Caminaba sin rumbo,en una sobrecogedora soledad,como si fuese el único ser consciente del universo.Las ideas,en un bucle imparable le bullían de nuevo en la cabeza : Las clases sociales,los medios de producción,la fuerza del trabajo,el avance inexorable de la historia,la dictadura del proletariado,la dualidad cienci-utopia....Echaba de menos a su gran amigo,Engels.
_¡Qué gran apoyo!_
Aunque siempre le molestara su peregrina recomendación de afeitarse la barba.
_Son excesivas para un judío inteligente,no te reconocerá nadie,Karl_,le repetía en aquellas apasionantes tardes de reflexión terrenal.
Sin saber cómo se encontró frente a un extraño hombre,la sorpresa le devolvió a la realidad.Posó curioso todo su interes sobre él,con detenimiento.Era pequeño y ancho de cintura.Sus ojos saltones le otorgaban una expresión bobalicona que contrastaba con sus ademanes duros y engolados de suficiencia natural.Su indumentaria no dejaba lugar a dudas, advertía de que se encontraba ante un personaje principal.
La voz salió de su garganta,como de un instrumento musical,atiplada,aguda,chocante.
_Buenos días,caballero, será indulgente con mi interrupción,no acostumbran a pasar por aquí personas de otro sector y quisiera saber si puede ayudarme.
_Dígame,señor,si está en mi mano complacerle.Creo reconocer en usted a un monarca.
_Está en lo cierto,lo fuí ,en España, Rey Fernando,y hubo seis anteriores de igual nombre.Aquella señora gorda que ve allí ,en la nube,es mi hija Isabel¿Con quién tengo el gusto de hablar?
_Encantado de saludarle, Majestad.Yo soy de Prusia Occidental,aunque terminé mis días en Londres.dediqué mi vida a las ciencias sociales y la política,mire,por un casual llevo,y aquí le dejo, unos textos,"El Capital" y un manifiesto,escritos por mi,para que se haga una idea.Mi nombre es Karl Heinrich,a su disposición.
_Los leeré con gusto,aquí sobra tiempo,gracias,y bien hallado si conoce de esos asuntos.Tiempo ha que busco a unos señores que se denominan liberales,dados a hacer constituciones con nombre de mujer y a mi hermano Carlos, también a uno gabachos,Napoleón y su hermano, e incluso un cura,un tal Merino.Si tropezara usted con ellos le rogaría que me los remitiera,pues tengo cuentas pendientes con ellos.
_No dude de que así lo haré,pue yo también encomiendo mi afán por encontrar a ciertos individuos que han de escuchar de mi voz palabras largamente pensadas.
_Estaré en deuda con usted,Dios le guarde.
_No creyendo en él,a pesar de haberlo visto en más de una ocasión,también le digo "aDiós".


MANUEL.
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