Mejor sin familiaridad
En el despacho, el ruido sordo del recreo en el colegio vecino llegaba amortiguado por la ventana de doble vidrio hermético. Gaviotas graznando sobre un vertedero lejano. Detective y director se miraban a los ojos en un silencio empático. El detective Franci s co dio dos pasos atrás y abrió la ventana y pareciera que las gaviotas entraran, miró el reloj, sonó la sirena del fin del recreo y el ruido se fue diluyendo por el sumidero de las aulas y se hizo el silencio. Don Rubén, el director del colegio, se miró los pies con las manos entrelazadas en la espalda, s e pu s o de puntillas y al volver a poner lo talone s en el suelo se balanceó levemente y alzó la cabeza mirando a los ojos al detective: pues parece que he sido yo, pero no he sido yo. Así e s , dijo el detective, todo apunta a que fue usted, no he podido encontrar a otro culpable y ya e s tarde, la policía está en camino. Entonce s he de preocuparme, ¿no?, aunque no haya s ido. E s mentira que la verdad siempre se ab...