El flequillo
EL FLEQUILLO (1 Persona) Desde que la vi entrar en el salón ya sabía que me daría problemas, es algo que intuyo muy a menudo. Debería estar contenta porque esta "señora de alto rango" se ha dignado a pisar mi peluquería por primera vez, pero en realidad no me hace gracia que tuviese que buscar un hueco inexistente para atenderla cuando me pidió cita, como favor. Su estilista de toda la vida no la podía arreglar. Con las exigencias de que fuese yo personalmente quien la atendiera (no le valía nadie de mi equipo) 20 minutos de retraso con esta nueva clienta sólo en el lava-cabezas. No paraba de gruñir, quejarse y hablar por bajines. ¡Qué paciencia hay que tener! Fue llegar al flequillo de cuatro pelos. Ya no quedaba lugar donde ponerlo que a la señora le gustara y después de media hora, con los nervios de punta, viendo que se me amontonaba el trabajo y no salía de ahí... le di el peine y le dije: "Hazlo como tu dices que te gus...