AQUÍ. ¡CUÍDATE MI AMOR!

AQUÍ. ¡CUÍDATE MI AMOR!

Amor mío, te estoy escribiendo esta carta sin saber cuándo podré hacerlo de nuevo.

Siempre has sido y eres el amor de mi vida, mi locura. Ahora, aquí, me doy más cuenta de esta bendita locura.

En la soledad de mi alma pienso: ¿Cuánto se puede amar? ¿Cuántas veces debería haberte dicho: "Te quiero" y no te lo dije?, daba por hecho que tu lo sabías.

Tengo tu imagen en mi mente a cada momento, el sabor de tus besos en mis labios y esa mirada tuya de ternura que me dedicabas cada día, no se aparta de mi.

Ayer en el bosque vi a mi hermano y me invadió una sensación de tristeza y alegría a la misma vez. Tristeza por verle aquí y alegría porque a escondidas pudimos darnos un abrazo. Después cada uno seguimos nuestro camino que eran opuestos. ¡Cuánto quería a mi hermano y tampoco nunca se lo dije!, también daba por hecho que lo sabía.

Vida mía, no sabes como deseo llegar a casa, abrazarte, sentir nuestro hijo en tu vientre, acariciar esa piel sonrosada y estirada de tu ombligo.

Añoro ese café en el porche a la luz de la luna y en compañía de las estrellas. Jugábamos a hacer figuras geométricas con ellas. ¿Te acuerdas? Aquí yo recuerdo muchas cosas que pasaron desapercibidas para mí en su momento.

A mi madre también la tengo presente, cuánto amor nos ha dado y como ha luchado sola tanto tiempo (desde que faltó mi padre) para sacarnos adelante a mi hermano y a mi. Ahora que voy a ser papá comprendo mejor el amor tan inmenso que tienen los padres por sus hijos y nosotros los hijos tampoco nos damos cuenta de ello. No sabemos valorarlos.

Aquí, en las noches que paso en vela pienso en todo el amor que siento y que no sé si podré expresarlo como debería y quiero, o el destino me privará de ese deseo. El tiempo lo dirá, y si Dios me deja ese tiempo lo dedicaré a demostrar este amor que siempre estuvo dentro de mi y no supe exteriorizar.

Aquí, lleno de barro, cayendo la lluvia que me ciega los ojos, debo mantenerme despierto y decirte una vez más "Te amo" por si mañana no puedo hacerlo.

Las estrellas se han ido, la luna quiere esconderse, casi a tientas te estoy escribiendo esta carta. Aquí, con tu foto en mis manos, desgastada de tanto besarla, arrugada y llena de arañazos. Aquí, en la trinchera, no sé si será la última vez que te escriba.

Cuida de nuestro hijo si no vuelvo. Te amo, te amo.

Mari Carmen Olmos


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