Carta de amor



Beatriz BUQUE

ESCUELA

ESMERALDA

CHILE



Eduardo querido,



hace tiempo que ya no espero que vengas a buscarme como prometiste, he decidido hacerte llegar ésta nota para que mi palabra haga un relato de lo vivido contigo, y llegues a saberlo. Han pasado quince años de tu promesa, cierto que ésta estaba desligada de cualquier proyecto que pudiera hacerla parecer firme, pero, yo esperé amarrada al espíritu de la palabra.

Pensé que tenías un plan, que inventarías como regresar por mí. Yo seguí la ruta de tu travesía y esperé, sujeta a la esperanza y sosteniéndome por la atmósfera que construimos de felicidad absoluta, de mi lado, claro. Confié y rememoré lo que me dijiste con insistencia en los tres días que duró lo nuestro. Tuvimos mucho, me consta, pero al final decidiste dejarlo, no vivirlo, no tocarlo, no claudicar al deseo. ¡Qué tonto fuiste!

Viví meses rememorando nuestro encuentro, y aún no renuncio a traerlo a mi cabeza de vez en cuando, con menos frecuencia a medida que el tiempo transcurre, pero me atraviesa y a veces, cuando paso cerca del puerto, me emociona evocar tu brazo tomándome del hombro, tus besos, tu olor. Es un recuerdo que mimo y conservo y que repaso para no olvidar todo lo que hicimos y lo que nos dijimos. Constituyó la experiencia que marcó un antes y un después en mi forma de vivir los afectos.

He terminado una carrera relacionada con el comportamiento humano, tomando como base el inconsciente. He aprendido que renunciamos a veces a lo que más nos conviene o fascina por miedo, porque en nuestra historia se ha grabado a fuego el ejercicio de desistir frente a la dicha, por parecer incierto, arriesgado o simplemente porque esa renuncia nos permite seguir siendo víctimas de nuestra elección de vida. Sujetos de la vida elegida, identificados al abandono del trance.

Estoy bien, y espero encontrar una pasión parecida a la que experimenté contigo o más intensa, porque no. Ya he vivido algunas de magnitud importante.

Ha pasado tiempo, he cuidado tu recuerdo contra los efectos del tiempo que tiende a opacarlo, ha tomado una forma manejable pero gozosa aún.

No espero respuesta, tampoco la deseo demasiado. Quería que supieras lo importante que fuiste para mí y que conocerte me dejó una huella, que al cabo, terminó siendo magnífica. Te querré siempre, aunque de otra manera.

Amo tu recuerdo.



Un abrazo.



Beatriz.


 

 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Haikus con aguinaldo.

Desayuno buffet

Escribir un relato kafkiano. Reunión del viernes 4 de marzo a las 19:00 horas por ZOOM.