Como si acabara de llegar.

Tiemblo, noto los fogonazos de luz intermitentes sobre mi espalda, un pitido me sierra por dentro, estoy helado y tenso, me quito el flequillo de los ojos, desde donde estoy, siento que el plano del suelo se inclina y veo a figuras bamboleantes, ahora no pienso, ha corrido un tiempo muerto, abro los ojos, me sacuden cogiéndome de los hombros, de pronto todos los sonidos que estaban amortiguados estallan y reconozco los gritos de auxilio de mi mujer.

Hablo enfadada con el enfermero que está en la puerta de entrada a boxes, le señalo la pared de cristal de entrada a urgencias, donde estás temblando, te vemos caer al suelo y corremos hacia ti y el enfermero te agita con cuidado, pienso que llevamos tres horas esperando a que nos llamen, que la sala está saturada de enfermos que gimen, pero que tú eres el más grave y no han hecho nada por ti y ahora te mueres, el enfermero te retira con delicadeza el flequillo que te tapa la cara, luego lo haces tú, le pido desesperada y en voz alta que te atiendan ya y ese "ya" gritado paraliza la sala y él me asegura que te meterán enseguida.

En urgencias, enfermos y acompañantes parlotean, se mezclan las dolencias, cada uno está pendiente de que aparezca su nombre clave clavando la mirada en la pantalla, para poder atravesar esa puerta y encontrar la cura, de pronto se oye un "ya" en voz alta lleno de angustia, los ojos se van hacia donde se ha emitido ese grito y una mujer de pie increpa a un enfermero que está inclinado sobre un enfermo pálido que retira su flequillo de los ojos y mira en rededor como si acabara de llegar.

Toni Díaz.

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