Escaleta



EX- ATARDECER, PLAYA

En esa cala del mar está Noemí sentada al borde de una roca alta, apenas llegan las crestas de las olas a sus pies desnudos. A lo lejos se divisa un barco que le incita a querer huir en él y olvidar su pesadilla. La soledad es su única compañía.

IN- CÁRCEL, CELDA.

Jhon escribe un relato sentado en el camastro que le tienen asignado en su celda, no deja de mirar ese azulejo roto, de un verde esperanza, pero, la esperanza no existe para él. Su vida se quebró igual que ese azulejo y pasará allí el resto de sus días.

EX- ATARDECER, PLAYA.

Noemí no quiere recordar pero su pensamiento empieza a volar hacia aquella tarde fatídica donde su mejor amiga perdió la vida. Empieza a contar las gaviotas que revolotean sobre el barco que se va aproximando a la orilla. Intenta distraer su mente y amainar el llanto que no cesa de brotar. Contar gaviotas no le ayuda, como no le ayuda ninguna otra cosa.

IN- JUICIO

El juez Castillo tiene la intuición de que algo no va bien aunque las pruebas son irrefutables y el jurado ya ha dicho su veredicto: ¡Culpable!

Jhon, en silencio, asume el dictado con un ápice de complacencia en su cara.

EX- AEROPUERTO. IN- MADRUGADA, AVIÓN.

Mateo solo lleva una maleta de mano, espera impaciente a que se abra la puerta de embarque del avión que está a punto de coger para volar hacia un país muy apartado del suyo. No se le asocia con el crimen de Alejandra pero aún así no quiere correr riesgo y decide emprender una nueva vida ya que su matrimonio se ha deshecho.

EX- CALLE. IN- VIVIENDA.

La madre de Noemí murió hace tiempo dejando a su padre sólo con el consuelo de su única hija. Hoy está muy ilusionada con enseñarle a Jhon su casa. Ha pedido permiso en el trabajo para salir antes de hora por este menester.

Ante la sonrisa de su padre mete la llave en la cerradura de su nueva vivienda. Entran al amplio salón. Jhon queda asombrado haciendo palmas como si fuera un pingüino.

Oyen ruido arriba. No saben qué puede ser, Mateo está trabajando y allí no vive nadie más. Suben sigilosos a la planta, los ruidos salen de la habitación principal. El estupor se reflejan en las caras de padre e hija al abrir la puerta. Mateo y Alejandra están haciendo el amor.

Noemí no sabe como ocurrió, fue sin pensar, sin hablar, sin gritar. Cogió el abre cartas que había en el escritorio de su habitación y se abalanzó sobre Alejandra sin dejar de apuñalar su espalda una y otra vez. Jhon con velocidad de rayo le quitó el abre cartas a su hija y apuñaló dos veces más. Se dirigió a Mateo sólo con una firme mirada que decía: "¡Yo la he matado!, y si dices que fue mi hija...date tu también por muerto"

FIN.

Mari Carmen Olmos

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