Las pavitas



¡
No me gustan las convivencias de trabajo para mí son un infierno y eso que solo se hace una al año. Yo no quería ir, pero Juan, mi jefe me dijo que había socializar con los compañeros, que este año había buscado algo diferente y que lo iba a pasar bien, pero yo no soporto a esas pavitas de treinta años pavoneándose de su juventud y cuanto saben ¿es que no vale nada la experiencia? A Juan lo tienen embelesado con sus minifaldas, sus escotes, haciéndole la pelota constantemente y diciéndole que inteligente es.
Pero hoy vengo preparada, soy perro viejo ¡hoy se van a enterar! esto no es el trabajo aquí no tengo que guardar las formas.
Nos reunimos enfrente de la entrada del ayuntamiento, allí nos hacemos la foto de rigor y salimos hacia el escape rooms.
Al entrar dejamos los chaquetones, bolsos y móviles.
Bien escondidos en mis bolsillos atesoro las cosas que contribuirán a mi venganza.
Se hacen dos grupos a mi me toca con ellas- ¡bien! -me rio para mis adentros, este escape rooms de miedo me va a venir de muerte y lo eligieron ellas.
Entramos en una habitación en tinieblas, parece un granero, se escucha una voz que nos dice que hay un asesino suelto persiguiéndonos y tenemos que encontrar la salida buscando las pistas antes de que nos atrape, de pronto se oye una carcajada tétrica, todos entramos en pánico, pero Juan ha encontrado la llave para salir de allí, salimos a la carrera, una zancadilla bien puesta hace morder el polvo a una de las pavitas, ¡como lo disfruto, casi se deja los dientes!
Pasamos a otra habitación esta parece un establo empezamos todos a buscar entre la paja, saco disimuladamente de mí bolsillo una cajita que abro y echo su contenido por el pescuezo a la otra pavita, al principio no nota nada, pero en unos minutos la empiezo a ver cómo se rasca, me costó trabajo encontrarlas, pero las pulguitas están haciendo su trabajo -jajaja-
Por fin conseguimos pasar a la siguiente sala, parece un sótano lleno de trastos, este da mucho miedo, parece que va a salir Jack el destripador en cualquier momento y de cualquier sitio, se apaga la luz y se oye una motosierra gritamos del susto, yo aprovecho para sacar un espray fétido y rociar a las pavitas, se encienden y se apagan unas tenues luces, el olor es nauseabundo, todos corremos buscando la salida y de pronto una de las pavitas empieza a vomitar y la otra cae como fulminada, se arma un revuelo impresionante, nadie sabe lo que pasa, las luces se encienden acude un médico y las evacuan al hospital.
Creo que me he pasado…o no… ¿me pillaran?
Mas tarde Juan el jefe nos dice que la pavita que vomitaba le ha sentado mal la comida, que la otra le ha encontrado unas picaduras de pulgas, resultando que es alérgica a ellas. Creemos que puede haberlas pillado en el establo del escape rooms. Que pena comentamos todos, con lo bien que lo estábamos pasando.

Angeles Fernandez

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