Digno
Manuel iba con su padre. Se dirigían al centro de la ciudad. La suave luz del atardecer anunciaba el fin del día. Era una zona desconocida para él, miraba a su alrededor con curiosidad, esa curiosidad con la que solo los niños pueden mirar el mundo. Nada se les escapaba a sus pequeños ojos.
De pronto miro a su izquierda y entre las tinieblas de una calle oscura vislumbró una librería medio escondida. Tenía una fachada muy antigua de madera y un escaparate repleto de libros de todo tipo. Era de esas librerías que al entrar te transportan a otra época. A Manuel le llamo mucho la atención; había en ella un halo de misterio y la curiosidad pudo más que cualquier otra cosa.
De pronto miro a su izquierda y entre las tinieblas de una calle oscura vislumbró una librería medio escondida. Tenía una fachada muy antigua de madera y un escaparate repleto de libros de todo tipo. Era de esas librerías que al entrar te transportan a otra época. A Manuel le llamo mucho la atención; había en ella un halo de misterio y la curiosidad pudo más que cualquier otra cosa.
-Papa quiero entrar ahí- dijo Manuel.
-Pero hijo, esa librería es muy vieja. Vamos al centro a una librería normal.
-No, papa, quiero entrar a esa.
No sabía por qué, pero algo en su interior le decía que allí encontraría algo especial. Empujaron la puerta de madera acristalada y sonó el tintineo de una campanita. Una dependienta muy amable los saludo y los invito a pasar.
Había infinidad de estanterías repletas de libros: grandes, pequeños, nuevos, viejos……Todos con una historia que contar. Después de un rato mirando, Manuel vio uno en la última estantería. Un libro muy viejito, pero que le llamo la atención de inmediato.
Tuvo la sensación que aquel libro tenía alma. Al tocarlo sintió la magia que había en él: palabras por leer, historias por disfrutar, sueños por vivir. Muy emocionado corrió hacia su padre.
-Papa, ¿me puedes comprar este libro? ¡porfi, porfi! -pidió Manuel con entusiasmo.
Su padre lo miro extrañado. Manuel jamás había mostrado interés por un libro. Algo muy especial debía de tener ese, para que el niño quisiera tenerlo.
- ¿Manuel, estas seguro que no quieres otra cosa? Fíjate que ese libro está muy viejito
-Papa, me da lo mismo. Quiero este libro.
El padre encogió los hombros y se dirigió a la dependienta.
- ¿Podría ponerme este libro, por favor?
La dependienta negó con la cabeza y respondió:
-Lo siento, caballero, pero este libro es el único de la tienda que no se vende. Fue el primero que mi bisabuelo compro cuando inauguro la librería y por eso él, estableció que jamás debería venderse. Le tengo un cariño muy especial. No se vende…… pero se presta, aunque solo a los que son dignos.
Se giro hacia Manuel y le pregunto:
- ¿Manuel, tú crees que eres digno?
- ¿Y eso de digno que es? - pregunto Manuel con curiosidad, mirando a su padre.
-Manuel, la señora te pregunta si crees que te mereces tener este libro- le aclaro su padre.
- Señora, no sé si soy digno, pero cuando entré a la librería sentí que aquí había algo especial. Escuche algo o alguien que me llamaba. El libro me llamaba. Al cogerlo, al mirarlo, me llevo a un país mágico lleno de sueños, aventuras e historias por vivir. Lo voy a cuidar como a mi mejor juguete. Por favooorrr señora….
La dependienta lo miro con ternura y dijo:
-Bueno, es un libro especial y necesita unos cuidados especiales. ¿Te comprometes a cuidarlo como es debido?
-Sí, sí, sí - dijo Manuel emocionado
-los cuidados son fáciles -dijo la dependienta- pero tienes que esforzarte en cumplirlos. A este libro no le gusta estar solo, así que todos los días tienes que ojearlo. Le gusta la luz; de vez en cuando, ponlo al sol. Y nunca lo dejes olvidado en un rincón, porque se siente solo y se pone triste. Cuando llegue el día que ya no puedas cumplir esos cuidados, deberás traerlo de vuelta a esta librería y dejarlo en el lugar donde lo encontraste, para que pueda encontrar a otra persona que sea digna de cuidarlo.
Manuel asintió con determinación, dispuesto a proteger y cuidar aquel libro tan especial
Angeles Fernandez
Es bonito. Todo lo que da un libro digno, también lo merece.
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