Discurso imaginativo literal
El aula estaba repleta para ver al famoso profesor Bach, éste entró en ella unos cuantos minutos tarde y subiéndose al estrado sacó unos folios de su maletín, los puso encima de la mesa, se sentó en la esquina, y empezó a clicar un bolígrafo mientras miraba a los ojos de quienes se sentaban en las gradas. Los alumnos fueron parando de hablar y se hizo el silencio, solo roto por el clicar del bolígrafo del profesor Bach, que siguió mirando uno a uno a los ojos de todos los estudiantes presentes, docientos cincuenta. Cuando acabó el repaso se levantó y se bajó al foso.
—¿Veis a este modelo?,— gritó de pronto el profesor blandiendo una foto y caminando lentamente, —está mirando el reloj que tiene en frente, calcula el dinero que va ganando, —el profesor hizo un silencio mientras los alumnos reían su gracia y tras unos segundos prosiguió su clase, — estoy convencido de que la concentración del modelo de esta foto es es tal que hasta hace parar el humo azul de su pipa para que sea pintado con detalle, —los alumnos volvieron a reír y el profesor hizo otra parada en el discurso y luego siguió paseando y blandiendo la foto, — este, algunos no lo sabréis, fue quizá el modelo más cotizado del planeta, trabajó durante la segunda mitad del siglo diecinueve, su quietud y su belleza fue ansiada por los lienzos de los mejores pintores y si él estaba, todo fluía. Parece fácil el oficio de modelo de artista, algunos pensaréis, e igual os apuntasteis a mi asignatura por eso, pero no es cierto, este en concreto, del que hablamos, estuvo un invierno entero en el monte escuchando por unos cascos de forma ininterrumpida la banda sonora de La Pantera Rosa, y por qué lo hizo, para disociarse, para conseguir disociarse, ..., ponéis algunos caras de extrañeza, creeréis que miento, pues bien, no lo hago, —en el aula, los alumnos rompieron a cuchichear entre ellos, — sé de lo que estáis hablando, sé lo que estáis pensando, —volvió a decir el profesor tras unos segundos de silencio, — que en el siglo diecinueve no se podía escuchar con cascos la banda sonora de la película La Pantera Rosa, pero os hago una pregunta, ¿es estúpido un dentista por que causa dolor?, no, un dentista causa dolor un momento para evitar un dolor mayor y duradero, y os preguntaréis, ¿qué tiene que ver el dentista y el dolor con los cascos y la banda sonora de La Pantera Rosa en el siglo diecinueve?, y es normal que os lo preguntéis, — el murmullo de extrañeza del alumnado subió de tono, daba la sensación de que el profesor estaba desvariando, — sé lo que pensáis, porque yo he estado allí, en esas gradas recibiendo la clase que estáis recibiendo hoy, —prosiguió el profesor sin parar de pasear con la foto levantada, — sé que pensáis que estoy desvariando, que os estoy tomando el pelo, que no sé lo que digo, que estoy hablando según vienen las palabras a mi boca,..., y es así, —el murmullo de los estudiantes fue aumentando su volumen y antes de que se convirtiera en alboroto, el profesor subió a su estrado, bajó la fotografía metiéndosela en el bolsillo de la chaqueta, se sentó en la esquina de la mesa, sonrió, hizo gestos con las manos para que los alumnos fueran callando y cuando logró el silencio continuó la clase, — lo que acabáis de presenciar es un discurso imaginativo literal, mediante contradicciones busco crear un efecto de extrañeza o irrealidad para que entendáis con precisión algo, ese algo en este caso es cómo ser modelo artístico, cómo lograr... —el profesor sacó otra vez la foto del bolsillo y la levantó mostrándosela de nuevo a la clase, — cómo lograr este estado, —todos miraron de nuevo la foto durante unos cuantos segundos de silencio, —y este estado, —prosiguió el profesor de modelo artístico que cobraba por horas de clase, —este estado, digo, se consigue con la práctica y la disociación, y de la disociación hablaremos en la próxima clase, para terminar esta, vamos a hacer una práctica, quédense todos en la posición en la que están ahora mismo, cuando suene la sirena se podrán ir. —Tras decir esto, el profesor Bach recogió sus papeles, los metió en el maletín y salió despacio atravesando el aulario, una vez fuera sacó el bolígrafo y lo clicó, y el sonido de ese clic se quedó en el aula hasta que lo rompió la sirena.
Toni Díaz
Comentarios
Publicar un comentario
Tu oipinión es importante. Déjala aquí.