Reloj de humo



Ana y Sara se encontraban ese invierno, estudiando en la universidad, en una ciudad distinta a la suya. Compartían un piso con dos estudiantes más y se habían adaptado muy bien al curso. Esa tarde tomaban un chocolate bien caliente, mientras miraban por la ventana como caía la fina lluvia.

La mesa pequeña junto al sofá estaba llena de libros, apuntes y algunas cajas de rompecabezas porque a Sara le gustaba mucho pasar el tiempo haciéndolos.

Rompiendo el silencio y con gran entusiasmo Ana dijo:


¿Sabes Sara que voy a mandar un escrito a un concurso de literatura?


¡No me digas! - exclamó Sara


Si, me hace mucha ilusión, pero estoy en blanco


Pues bien empezamos, aunque ya sabes que formas de inspirarse hay muchas.


Me podrías ayudar un poco..........


¿No es eso trampa listilla? , bueno algo pensaré , pero ahora me voy rápido que tengo que comprarme provisiones, no me queda nada de comida.

Ana se puso a hacer su puzzle , siempre tenía uno empezado, en una mesa preparada para ello.

Al poco tiempo le dio tanta sueño que se fue a dormir a su cama.

Cuando se levantó a la mañana siguiente, mientras tomaba un suculento desayuno, vio un folio escrito a mano que le llamó la atención porque el día anterior no se encontraba ahí.

Era una nota de Sara que había vuelto la tarde anterior de comprar sus provisiones, se había arreglado y ya se había marchado toda la noche, por que en casa no estaba.

Ana comenzó a leer tranquilamente:




Un día gris de un crudo invierno

con la simple intención de pasar el rato

arde en tu pipa el tabaco.




La coges como en una caricia,

con la amabilidad de tu mano,

con la precisión de un dentista.




Tal vez en ese despacho,

te falte un buen café barista

y en la otra mano un periódico o una revista.




Sube el humo, sube

en un monte imaginario

mas luego baja, se escabulle,después de haberlo inhalado.




Tu en tu silla recostado

disfrutando, sin prisa

con el dibujo suave de una sonrisa.




Posiblemente el mundo afuera

hasta estúpido te parezca,

tu soledad te reconforta, te llena.

Satisfecho estas y adormecido

como si no te dieras cuenta

que se te pasara la vida en un suspiro.




Ana quedó gratamente sorprendida a la vez que pensaba:

< ¡ Cómo me gusta!. Pero esta Sara no se entera , no es un poema, tiene que ser un relato.

Y se ha inspirado en la portada del puzle que estoy haciendo donde hay un hombre fumando.

La verdad que tengo mucho que aprender de ella, porque Sara es mucho más decidida que yo

entre otras cosas.>




María José Saura




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