El discípulo
Todo da vueltas y no consigue enfocar las imágenes. Sabe que estas sensaciones van a durar unos minutos y que probablemente vomitará entretanto. Cada vez ha sido así. Es mejor permanecer lo más quieto posible hasta que pase. Son unos minutos tensos de malestar y de peligro. No sabe dónde ha "caído", en medio de qué. De quién. Es mejor esperar, dado que tampoco puede hacer gran cosa sin ver y absolutamente mareado. Se queda muy quieto esperando que las formas empiecen a definirse y a estabilizarse. Intenta contenerse pero, una vez más, vomita. Está, como siempre, desnudo, pero lleva una bolsa, la única cosa que le acompaña desde el punto de origen. Deberíamos decir desde el tiempo de origen. Y esta vez tuvo en cuenta más detalles. Todavía a tientas, saca unas prendas de ropa neutras y, tambaleándose, se las pone. Hace frío. Después saca una botella de agua y bebe para quitarse el mal sabor del vómito. Está en medio de la nada, en un campo. Ya percibe con más claridad el paisaje. No parece haber nadie cerca. Con un poco más de calma, saca una chaqueta de lana tupida de su bolsa y se la pone.
Con dificultad y descalzo, comienza a andar. Los guijarros y los tallos leñosos y pelados de la escasa vegetación caduca no son el mejor alfombrado para sus pies. No quería perder más tiempo, pero se ve obligado a parar y ponerse su calzado de viajero temporal, algo ligero que quepa en la bolsa; escasa suela, escasa tela. No es el mejor calzado, pero le protege lo suficiente. Guarda la botella de plástico en la bolsa, para no llamar la atención. Es un material ajeno a este tiempo. Reanuda la marcha lo más deprisa que puede. Sólo tiene unas horas y no sabe a qué distancia está de su objetivo.
En seguida se pone el sol. En nada será de noche. A lo lejos se ve un poblado. Acelera más el paso. Tiene la boca reseca por el esfuerzo, pero no quiere parar. Una vez entre las calles, no necesita ir con demasiado cuidado. No hay nadie fuera de las casas. Los pies le duelen por el frío y por la caminata. Nota heridas sangrando.
No sabe cuál de las casas es. Se detiene y saca un objeto de la bolsa. Lo sujeta entre sus manos, con las palmas hacia arriba, cierra los ojos y respira profundamente. Repite lentamente, varias veces en voz baja, pero firme: "Lil, lil, lil.." El objeto empieza a levitar levemente entre sus manos y él las mueve formando pequeños círculos a su alrededor. Empiezan a moverse por las calles, como si el objeto fuese delante y él lo siguiera. Ante una determinada puerta, el objeto para y cae sobre sus manos. Él lo guarda en la bolsa. Mueve el picaporte y abre sin más la puerta. Sube las escaleras y se adentra en una habitación a oscuras. Una mujer duerme sobre un pequeño colchón. Él se arrodilla junto a la cama, mete las manos entre las escasas mantas y tantea. Toca un vientre y lo sujeta con firmeza. La mujer se despierta aturdida. Él empieza a entonar un extraño cántico y ella empieza a convulsionar, incapaz de hablar o escapar.
"Lil, lil, lil…" -repite él monótono. El objeto brilla dentro de la bolsa. Es la señal de confirmación que esperaba. Saca una jeringuilla de la bolsa, introduce la aguja en el vientre de la embarazada e inocula el contenido verdoso en su cuerpo. La mujer grita espantosamente. Empieza a sangrar. Las manos de él quedan manchadas de sangre. Está hecho.
Sale corriendo de la habitación. Baja las escaleras, sale de la casa, corre por las calles. Se mira las manos, llora. Alcanza los campos y una vez allí, lanza un alarido.
Está hecho. "¡Lil!" -grita con la cara desencajada. Y desaparece, como engullido por el mismo aire.
Con dificultad y descalzo, comienza a andar. Los guijarros y los tallos leñosos y pelados de la escasa vegetación caduca no son el mejor alfombrado para sus pies. No quería perder más tiempo, pero se ve obligado a parar y ponerse su calzado de viajero temporal, algo ligero que quepa en la bolsa; escasa suela, escasa tela. No es el mejor calzado, pero le protege lo suficiente. Guarda la botella de plástico en la bolsa, para no llamar la atención. Es un material ajeno a este tiempo. Reanuda la marcha lo más deprisa que puede. Sólo tiene unas horas y no sabe a qué distancia está de su objetivo.
En seguida se pone el sol. En nada será de noche. A lo lejos se ve un poblado. Acelera más el paso. Tiene la boca reseca por el esfuerzo, pero no quiere parar. Una vez entre las calles, no necesita ir con demasiado cuidado. No hay nadie fuera de las casas. Los pies le duelen por el frío y por la caminata. Nota heridas sangrando.
No sabe cuál de las casas es. Se detiene y saca un objeto de la bolsa. Lo sujeta entre sus manos, con las palmas hacia arriba, cierra los ojos y respira profundamente. Repite lentamente, varias veces en voz baja, pero firme: "Lil, lil, lil.." El objeto empieza a levitar levemente entre sus manos y él las mueve formando pequeños círculos a su alrededor. Empiezan a moverse por las calles, como si el objeto fuese delante y él lo siguiera. Ante una determinada puerta, el objeto para y cae sobre sus manos. Él lo guarda en la bolsa. Mueve el picaporte y abre sin más la puerta. Sube las escaleras y se adentra en una habitación a oscuras. Una mujer duerme sobre un pequeño colchón. Él se arrodilla junto a la cama, mete las manos entre las escasas mantas y tantea. Toca un vientre y lo sujeta con firmeza. La mujer se despierta aturdida. Él empieza a entonar un extraño cántico y ella empieza a convulsionar, incapaz de hablar o escapar.
"Lil, lil, lil…" -repite él monótono. El objeto brilla dentro de la bolsa. Es la señal de confirmación que esperaba. Saca una jeringuilla de la bolsa, introduce la aguja en el vientre de la embarazada e inocula el contenido verdoso en su cuerpo. La mujer grita espantosamente. Empieza a sangrar. Las manos de él quedan manchadas de sangre. Está hecho.
Sale corriendo de la habitación. Baja las escaleras, sale de la casa, corre por las calles. Se mira las manos, llora. Alcanza los campos y una vez allí, lanza un alarido.
Está hecho. "¡Lil!" -grita con la cara desencajada. Y desaparece, como engullido por el mismo aire.
MARÍA J. LÓPEZ SARIÑENA. - Reto de Diciembre de 2025
Comentarios
Publicar un comentario
Tu oipinión es importante. Déjala aquí.