Hemofobia
Ahora que estoy cómodamente recostado en mi sillón viendo las intensas y provocativas llamas de la chimenea, junto a Yanina, mi joven mujer, y nuestro pequeño hijo, Draky, he comprendido la profunda dimensión del terror; intento moverme, pero no puedo. Nunca me lo esperé… Hace un par de horas que ella ha venido a visitarme después de varios años de separación. Me dejó debido a los estrafalarios métodos que uso para beber sangre. En ese tiempo yo ignoraba que estuviera embarazada, por eso al abrir la puerta, me sorprendió verla junto a un niño que me miraba con un apetito tan visceral que me dejó frío. —Es nuestro hijo, querido esposo— dijo con sobriedad. Al mirarlo detenidamente pensé: ¿Es que alguien tan pequeño puede realmente aterrorizarme a mí, al Amo del Terror? Tan solo de verlo, me convencí. Sí, él. Debo confesar que no es la primera vez que sufro un miedo que me hostiga tanto, como este que siento ahora. Y que en ocasiones me acorrala la angustiosa sensación de que moriré ...