Apocalipsis Ángeles Fernández
APOCALIPSIS O NO El tiempo había ido cambiando gradualmente, poco a poco casi imperceptiblemente, pero gota a gota se llena un vaso y eso es lo que había pasado. Aquí nunca había llovido mucho, pero siempre habíamos tenido inviernos con algo de lluvia, la suficiente que nos proveía para el riego, recargaba los acuíferos, limpiaba y refrescaba la tierra, pero hacía ya más de cinco años que no caía ni una sola gota de agua. Ese día el sol lucía abrasador como siempre y como cada mañana desde hacía meses salí y miré al cielo, buscando cualquier minúscula pequeña nube que nos trajera esa lluvia deseada y anhelada. Mi tierra, la que mi abuelo cuidaba con tanto mimo, se estaba convirtiendo en un desierto. Los pozos, gradualmente se habían ido secando; sus entrañas morían de sed. Aquellas nubes que antes susurraban lluvia ahora sólo ofrecían silencio, era desgarrador ver la agonía del campo, ese campo que cada día estaba más seco como un viejo pergamino perdido en el d...