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Mostrando entradas de enero, 2025

Infiltración

Aunque soy una mujer de mediana edad - me niego a usar expresiones tales como "segunda juventud" "nueva juventud" o "años dorados", siempre he parecido mayor a lo que soy, tampoco me ha importado. Siempre he sido una mujer risueña y algo tímida. Con una leve cojera de la pierna derecha que nunca me ha impedido salir a pasear por el monte, caminar por la playa o jugar el la liga internacional de rugby, noooo, esto es broma, también soy muy chistosa. Me dijeron que me infiltrara, en un club polo, de bresca, un club de lectura o en Cáritas. Donde fueran las parejas de las personas influyentes del país, ya sabéis, grandes empresarios, jueces, propietarios de medios de comunicación; esos que dan las órdenes a los que mandan, para crear lazos, amistades, confianza. Para… bueno, ya sabes tú Carolina, para hacer mi trabajo. Soy una mujer menuda, risueña, menuda y risueña, lo que me da una apariencia de inocente, un poco lela, confiable, en época victoriana ...

En cuerpo y alma

EN CUERPO Y ALMA ¿Qué fue lo que me atrajo de ella? ¿Fueron sus manos? ¿La luz de su gesto? ¿Fue su voz firme, pausada, poniendo orden en el grupo? Ningún rasgo aparente le hacía destacar. Había otras manos, otros gestos, otros ojos emboscados tras los cristales oscuros de las gafas de sol. Era la combinación de todo ello lo que la hacía diferente. Nada había en ella que resultara llamativo y, sin embargo, sus movimientos, su quietud mientras posaba para la foto despertaron en mí el deseo de conocer las entrañas ocultas de aquella mujer que, siendo tan diferente, presentí tan parecida a mí Así pues, cual pintor callejero comencé a describir a aquella desconocida que se había quedado atrapada en mi retina más tiempo que el resto de almas que completaban el decorado Vi claramente que no era feliz. Estaba feliz. No estaba en el centro. Era el centro. Observé cómo quienes la rodeaban se inclinaban ligeramente hacia ella. Sin duda era el vértice de aquel puzle humano. Diríase que había apr...

Misterio y vaguedad

Justo cuando creo que el móvil ha tomado la foto, me adelanto hacia el trípode. Todos se ven felices, y oigo sus risas a mis espaldas. Hay un dejo de alegría y bienestar en mi alma. Cuando llego y volteo hacia donde está el grupo, ella ya no está. La busco con la mirada y tengo la impresión de que se hubiese desvanecido. Desprendo el móvil del trípode y reviso la fotografía. Allí está ella, sonriendo, ocultando su mirada tras las gafas de sol, en medio de Elena y de Jorge, entrelazando con ellos sus brazos. Miro de nuevo al atrio. Nada. Siento una extraña punzada. ¿Quién era ella? Vuelvo a mirar la imagen, como si esta tuviera más sustancia que su objetivo, como si hubiese capturado las emociones que nos habíamos negado durante tanto tiempo. A diferencia de los demás, soy el que menos sonríe y me veo más bien despreocupado… liberado, de alguna forma, de aquella presión que nos llevó a quedar en el Wok chino, a un lado del ayuntamiento. Hoy hace un mes que Carlo falleció. Recuerdo que, ...

Nadie debe ser feliz

Rosa se agarra fuerte a los brazos de dos extraños, exagerando su propia simpatía y la de ellos. Se aferra, haciendo alarde de esa facilidad socializadora que le caracteriza. ¡Qué sociable es Rosa! ¡Qué alegre es Rosa! ¡Qué simpática es Rosa! Pero, hoy se agarra a dos extraños tratando de evitar la mirada de Ángeles. Quizá es que le cuesta más relacionarse, porque está todo el tiempo detrás de Rosa. Su mirada le incomoda. Le da miedo que acceda a su mente a través de los ojos. Está nublado y no se ha quitado las gafas de sol. Hay que guardarse. Hay que hacer teatro... y guardar la ropa. Si hubiera sabido que venía ella, no estaría aquí. ¿Sabe algo? Todo el día igual: "¡Qué reloj tan bonito! ¡Qué pañuelo tan moderno! ¿Qué perfume usas? Hueles muy bien..." Cada uno de los regalos de él. Rosa disimula mostrándose dicharachera y algo pícara con el camarero y todos ríen sus ocurrencias, y su soltura. ¡Qué alegre es Rosa! ¡Qué desenfadada! Todos entretenidos y contentos. --Llevas ...

Las pavitas

¡ No me gustan las convivencias de trabajo para mí son un infierno y eso que solo se hace una al año. Yo no quería ir, pero Juan, mi jefe me dijo que había socializar con los compañeros, que este año había buscado algo diferente y que lo iba a pasar bien, pero yo no soporto a esas pavitas de treinta años pavoneándose de su juventud y cuanto saben ¿es que no vale nada la experiencia? A Juan lo tienen embelesado con sus minifaldas, sus escotes, haciéndole la pelota constantemente y diciéndole que inteligente es. Pero hoy vengo preparada, soy perro viejo ¡hoy se van a enterar! esto no es el trabajo aquí no tengo que guardar las formas. Nos reunimos enfrente de la entrada del ayuntamiento, allí nos hacemos la foto de rigor y salimos hacia el escape rooms. Al entrar dejamos los chaquetones, bolsos y móviles. Bien escondidos en mis bolsillos atesoro las cosas que contribuirán a mi venganza. Se hacen dos grupos a mi me toca con ellas- ¡bien! -me rio para mis adentros, este escape rooms d...

Reto del jueves 16 de enero

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 Escribe la historia de la mujer de la foto.

El club de lectura

María posa en la foto cogida por sus mejores amigos del insti, la Vero y el Antonio, que acabaron siendo pareja, los cabrones. Posa para la fotografía cogida por que se cae al suelo, por que va pedo, por que hacía años que no salía y por que esta cita del grupo de WhatsApp de COU de 1990 le ha venido al pelo. Acaba de separarse de su pareja, Alfonso, el teniente de la guardia civil. Acaba de dejar la casa cuartel y se ha alquilado una habitación en la pensión Paquita, cerca de la gasolinera, a la entrada del pueblo, donde van las parejas y dicen que las putas a hacer sus negocios. María posa cogida por sus mejores amigos y en el bolso tiene aún húmedo el consolador con el que ha estado jugando dentro del confesionario de la iglesia, mientras el cura daba misa a sus compis. María ha perdido los papeles, habla y piensa desde la niebla del alcohol y las anfetaminas, desde el aliento corrompido de los años ochenta, que ahora, en este instante recupera, por que se siente libre, y esta cita ...

Igual que mi amiga

¿Cómo se le puede parecer tanto? Es un calco de mi queridísima amiga y compañera de piso. Estoy sentada en un rincón de la terraza que está frente a la Iglesia. He pedido al camarero un café con leche y un bollo de crema pastelera. Mi merienda de todas las tardes. Mientras espero, observo con disimulo a las personas de alrededor. Hay niños jugando al pilla- pilla. Tres parejas en mesas distintas. Dos hombres mayores tomando el té a media tarde... pero mi vista está fijada en una persona en especial. ¡Se le parece tanto...! Va con un grupo, haciéndose fotos en el atrio de la Iglesia. No parecen muy creyentes, creo que su misión es no tener ninguna cabeza detrás que les estropee la foto. No, ella no es mi difunta "amiga" No puede ser ella aunque me da la sensación que es su espectro. ¿Ésta mujer será igual que Julia? Es la única que lleva gafas de sol y posiblemente para hacer lo mismo que ella, ocultar hacia dónde va su mirada. Se ve posesiva, se agarra fuertemente al brazo de...