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Mostrando entradas de noviembre, 2025

El cuello de la mujer desnuda

—Es un antes y un después: primero, la biología molecular ha demostrado que la vida está diseñada por un creador, la evolución no parte de cero, alguien puso una primera materia que reaccionara, como un hidrogel que se expande en contacto con el agua; segundo, la arqueología extraterrestre ha demostrado que construcciones de hace miles de años contienen materiales de planetas exogalácticos, que alguien trajo a propósito; tercero, y lo más importante, sólo cuando en la sociedad las religiones se han amortizado, la ciencia descubre que dios existe, no como consecuencia de una necesidad de encajar la realidad desconocida, sino como causa de conocer la realidad. Layeni, doctora en biología molecular, hablaba con firmeza y confianza, y su seguridad y el respaldo científico con el que iba sentando verdades irrefutables, obnubilaba al público; ¿a todo el público?, no, el ujier Paco cejeaba incómodo y hacía mohínes porque no soportaba la suficiencia de esta mujer, y en general de las mujeres. ...

El enigma de la Corona del Muerto

No hay mejor antídoto contra el tedio que un buen asesinato. Lo aprendí aquel invierno, cuando el viento del monte parecía susurrar secretos entre las cortinas de terciopelo de mi estudio. Yo, Jaime Arquet, aristócrata sin causa, había fundado mi agencia de detectives por puro aburrimiento. Lo que no esperaba era encontrarme con un asesino tan meticuloso como yo. Todo comenzó con una serie de muertes en apariencia naturales. Hombres y mujeres de mediana edad, sin antecedentes médicos relevantes, caían fulminados en distintos puntos de la ciudad justo después de una gran comilona u opípara cena. Un detalle estúpido, quizá, pero los detalles son mi especialidad. Tras meses de revisar informes, encontré un único patrón: todos habían visitado al mismo dentista meses antes de morir. Pero ¿cómo se relacionaba ese hecho con los asesinatos? Se sabía que morían envenenados con cianuro. Todos eran aristócratas reconocidos, tanto hombres como mujeres, y aquello venía sucediendo desde hacía tres a...

Un pequeño sabio

Un pequeño sabio De muy buen porte y buena posición, tranquilo, recostado en su sillón y con estilo su pipa fumaba, más esa tranquilidad se esfumaba al ver a su hijo entrar enrabietado que pataleando había llegado. -Papá, que yo no quiero ir al dentista, pero mamá se empeña la muy lista en que vaya. ¡Papá, mira, por favor, aunque ella me diga que no hay dolor el estúpido doctor no me gusta, es feo, tosco, este hombre me asusta. El padre sonriendo con entereza movió ligeramente la cabeza tomando a su hijo pequeño en los brazos dándole un montón de dulces abrazos, tranquilizó al niño y despacio, dijo: -Vamos a ver; tu no te asustes hijo. que este doctor no te hará ningún daño si te portas bien, al final del año iremos la familia de excursión al monte, que tu mayor ilusión es jugar con la nieve del invierno así que el dentista no es el infierno. El niño mucho más apaciguado miró su reloj de cuarzo do...

Reloj de humo

Ana y Sara se encontraban ese invierno, estudiando en la universidad, en una ciudad distinta a la suya. Compartían un piso con dos estudiantes más y se habían adaptado muy bien al curso. Esa tarde tomaban un chocolate bien caliente, mientras miraban por la ventana como caía la fina lluvia. La mesa pequeña junto al sofá estaba llena de libros, apuntes y algunas cajas de rompecabezas porque a Sara le gustaba mucho pasar el tiempo haciéndolos. Rompiendo el silencio y con gran entusiasmo Ana dijo: ¿Sabes Sara que voy a mandar un escrito a un concurso de literatura? ¡No me digas! - exclamó Sara Si, me hace mucha ilusión, pero estoy en blanco Pues bien empezamos, aunque ya sabes que formas de inspirarse hay muchas. Me podrías ayudar un poco.......... ¿No es eso trampa listilla? , bueno algo pensaré , pero ahora me voy rápido que tengo que comprarme provisiones, no me queda nada de comida. Ana se puso a hacer su puzzle , siempre tenía uno empezado, en una mesa preparada pa...

OCULI VIRUM VIDENT (Los ojos ven a un hombre)

Está entrando el invierno. Hace días que prefiere la ventana cerrada para evitar el aire frío, aunque sea una renuncia a la compañía del canto de los pájaros, ese delicioso recordatorio de estar vivo, de seguir en el mundo y percibir lo bello. No ha perdido la capacidad, a pesar de los años de convivencia… Su aspecto es joven, todavía. Ese eterno "todavía", que le hace olvidarse y a la vez ser consciente del tiempo. Olvidarse del estúpido tiempo mundano, al que su cuerpo parece burlar con facilidad, y tomar consciencia del verdadero tiempo, el eterno tiempo de la sucesión simultanea. ¿Paradoja? La misma paradoja que la del humo que se escapa de la pipa y queda atrapado en las cortinas. Quiere libertad y se solidifica en partículas que una simple tela impide avanzar. El reloj es el humo. Su cuerpo la tela. Hermoso, joven. Atrapado. Mostraría su dolor, si pudiera, si su rostro no estuviera condenado a lucir afabilidad y serenidad. El sonido de nudillos golpeando la puerta de...

La decisión

Había que tomar una decisión, ya no podía aplazarlo más, llevaba semanas así y la situación era insoportable. Esa mañana se levantó decidido, lo haría hoy. Se vistió con suma delicadeza, se puso su mejor camisa blanca, el chaleco gris, el pantalón negro y como no, el lazo al cuello, parecía un gran lord inglés. Al salir a la calle, observo aquellos artilugios extraños y ruidosos a los que llamaban coches, apenas empezaban a verse en Londres y solo la gente más pudiente podía permitírselos. Él podía, pero todavía no se había decidido comprar uno. Con calma se dirigió ido a la dirección indicada, era una casona muy particular, con grandes ventanales. Allí lo recibió una señorita, que amablemente lo codujo por un largo pasillo hasta una sala que parecía una biblioteca. Se sentó en aquella incomoda silla y mirando a su alrededor encendió su pipa, dejo que sus pensamientos se diluyeran con el humo. En este momento, casi no sentía dolor, había sido muy estúpido tendría que haber aguantad...

Discurso imaginativo literal

El aula estaba repleta para ver al famoso profesor Bach, este entró en ella unos cuantos minutos tarde y subiéndose al estrado sacó unos folios de su maletín, los puso encima de la mesa, se sentó en la esquina, y empezó a clicar un bolígrafo mientras miraba a los ojos de quienes se sentaban en las gradas. Los alumnos fueron parando de hablar y se hizo el silencio, sólo roto por el clicar del bolígrafo del profesor Bach, que siguió mirando uno a uno a los ojos de todos los estudiantes presentes, docientos cincuenta. Cuando acabó el repaso se levantó y se bajó al foso. —¿Veis a este modelo?,— gritó de pronto el profesor blandiendo una foto y caminando lentamente, —está mirando el reloj que tiene en frente, calcula el dinero que va ganando, —el profesor hizo un silencio mientras los alumnos reían su gracia y tras unos segundos prosiguió su clase, — estoy convencido de que la concentración del modelo de esta foto  es tal que hasta hace parar el humo azul de su pipa para que sea pinta...

Faltan piezas

Hace tiempo cayó en mis manos un libro titulado "La desmesura del poder". En la portadilla aparecía entrecomillada una "Carta de los niños a Dios". Una sola línea. Ocho palabras: -"Querido Dios, me gustaría que no hubiese cosas malas"- Difícil tarea le encomendaban al Creador. Lo primero que había de resolver era desde dónde situar la mirada. Sabido es que no es lo mismo el ladrón que el político; no es lo mismo el toro que el torero ni la verdad que la mentira, aunque a veces todo se confunda. Dios sabe que malo es todo aquello que causa dolor, a excepción de los dentistas, los enemas o el aceite de ricino que nos daban de pequeños para purgar el estreñimiento. De nada nos servía entonces la consabida frase que nos repetían los mayores: "es por tu bien" ¡Pamplinas! Se creerían que éramos estúpidos. Yo tenía claro lo que era bueno para mí. Por mi bien era hacer novillos, besar a los chicos, no ir a misa los domingos…pero está visto que no hay fe...